Desde que se ha popularizado el comercio electrónico, los medios de comunicación se hacen eco de las estafas más comunes de las que a todos conviene protegernos. Las reclamaciones de usuarios que han comprado un bien o contratado un servicio, para luego alegar que se les devuelva el dinero alegando que ellos no han aprobado la transacción, son habituales en el sector del juego y utilizados por algunos consumidores aprovechando la denostada imagen de la Industria de cara a la opinión pública.
La semana pasada informábamos
del caso de una mujer que estaba siendo investigada por simular una estafa consistente en denunciar dinero sustraido a través de depósitos realizados en su nombre mediante tarjeta de crédito en operadores de juego, concretamente en una casa de apuestas deportivas, siendo finalmente probado que ella misma había realizado los depósitos y ante la situación de haber atravesado una mala racha en sus apuestas, procedía a denunciar que ella no había realizado esos ingresos en la sala.
En esta ocasión,
La Voz de Galicia se hace eco de una información en la que se explica que la Guardia Civil investiga en dos localidades gallegas posibles denuncias falsas contra páginas de juego por Internet. No hablamos -en este caso- de operadores como salas de apuestas o salas de poker online, sino de usuarios de páginas web que denunciarían haber sido objeto de una estafa bancaria porque habrían recibido dos cargos no autorizados en su cuenta corriente. Su pretensión era que la entidad bancaria le devolviera el dinero que le habían retirado de su cuenta, intentando alegar que esos pagos eran fraudulentos.
Los denunciantes, todos de mediana edad coinciden en que se habrían dado de alta en páginas de loterías o bingo por Internet que son totalmente legales y que cobran una cuota mensual para poder jugar en ellas, un compromiso que figura en la letra del contrato que hay que suscribir (normalmente grupos o peñas). Y seguramente, ante los malos resultados en los sorteos, intentarían simular el haber sido víctimas de una estafa para tratar así de recuperar el dinero que supuestamente se les habría sustraído aprovechando los seguros con los que cuentan las tarjetas de crédito.
Normalmente las autoridades tardan poco en descubrir que los presuntos estafados habían formalizado previamente un contrato vía Internet con una de estas páginas. Esta clase de reclamaciones es bastante habitual y operadores nacionales registran varios casos al mes. Evidentemente, los departamentos de fraude de estas empresas saben perfectamente cómo actuar y normalmente es muy sencillo descubrir a los usuarios que intentan engañarles. Mientras la Industria asiste impune al escarnio y abucheo social que permiten noticias como éstas e intento de estafas por parte de usuarios aprovechando la denostada imagen de nuestro sector.
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