Júlvez mencionó la colaboración con Educación y Sanidad, igual que en Asturias, en entornos “educativos e infantiles”. “A veces se lucha contra molinos de viento”: Júlvez enseñó a los asistentes un juego de “casino”, gratuito, dirigido a niños de tres años. También mostró un informe de la Unidad de Policía Nacional Adscrita al Gobierno de Aragón, sobre aplicaciones sobre juegos de azar y su posible incidencia en sectores vulnerables de la población, aún inédito en público.
“Por muchas políticas que hagamos, por mucha RSC que aporten las empresas, la sociedad va por delante de nosotros”, con ofertas y “soluciones que “exceden las posibilidades de nuestras competencias territoriales”. Es decir, que “en algún momento tendremos que reunirnos todos los competentes en el ámbito para calificar o descalificar” este tipo de productos. “Si vierais la cantidad…”, de “alguna marca conocida” también, aseguró. Tragaperras, bingos, casinos… tradicionales, para niños.
“Necesitamos compromisos”, pero, aseguró de buen humor: “sois el subsector que más alegrías me dais con diferencia” dijo Júlvez a los asistentes de la industria del bingo. “Cumplís religiosamente con vuestros requisitos de controles de acceso. El año pasado nuestra unidad de Policía, a la que adoro, que lo sepáis, son los mejores del mundo mundial, realizaron 1.048 inspecciones. De ellas, 98 en salas de bingo. De ellas hubo 7 actas, la mayoría por tabaco, “que las derivo a sanidad”.
Destacó la importancia de la formación de los empleados y le parece que las inspecciones van por buen camino, aunque en algún momento, dijo, se quiere llegar a las cero actas. “El sector del bingo y el de locales de apuestas no generan apenas conflicto. Cuestiones muy puntuales, y que a veces ha sido más problema de comunicación Administración-empresario, que problema real, porque las actitudes son favorables”.
En juego online, comentó la moderadora, ha habido un incremento considerable… “En 2017”, contestó Júlvez, “se nos han incorporado al registro de prohibidas más de 1.000 personas. Eso es duplicar los números que teníamos, los 700, en 2015, y la inmensa mayoría son jóvenes de 18 a 24 años que llegaron a prohibirse porque llevaban dos-tres años enganchados al juego online”. Los padres llegan con sus hijos de 16 y preguntan soluciones, porque el juego ya se está dando, y además ganan premios que no pueden cobrar, “algunos cuantiosos”.
Mientras que “el Bingo es un juego social”, el online “es anónimo, con tu móvil, en cualquier lugar”, lo que hace para Júlvez “imposible que podamos adoptar políticas generales de prevención salvo las generales, en el ámbito educativo y el sanitario, así que estamos pillados todos… salvo las empresas que ofrecen ese tipo de juego”.
La reguladora de Aragón quiso dar una “rigurosa exclusiva”, una idea que van a llevar a la Comisión de Juego junto con la Unidad de Policía, de la que está “orgullosísima”: “poder identificar a las empresas que son responsables”. “Hemos creado una pegatina, todavía no es definitiva, que colocaremos en los establecimientos de juego cada año que hayan sido responsables. Es una garantía para el usuario, la Administración y un premio a ese establecimiento que ha sido sensato y colaborativo”.
En la última noticia reseñamos lo que dijo Juan José Sánchez Colilla, gerente de CEJ, que tampoco tuvo desperdicio.
