Miguel García Campos, resaltó que desde la despenalización del juego en 1977 por mucho tiempo se mantuvo un equilibrio, que
“por diversas circunstancias, que se han apuntado en la mesa se ha quebrado y ese equilibrio es el que los empresarios pretenden retomar”.
En este sentido, decidió tomar como punto de partida la campaña hecha por la ONCE:
“No todos los juegos son iguales”.
Hay juegos que devuelven el premio como mínimo el 70 %, hay premios que devuelven el 50 %, hay juegos que no se sabe si dan premios o no.
Hay juegos que dan cientos de millones de euros en tasas fiscales sobre el juego y hay juegos que no pagan tasas fiscales.
Hay juegos, que pagan los empresarios que organizan los mismos impuestos sobre sociedades; y hay juegos que las empresas que los organizan no pagan impuestos sobre sociedades.
Hay juegos que están vigilados por la policía y no muestran quejas sobre esa vigilancia, y hay juegos que están tutelados por distintos protectorados con una vigilancia que no es igual.
Hay juegos que no pueden practicar publicidad y hay juegos que abusan de la publicidad.
Estoy de acuerdo en que no o todos los jugos son iguales, solo que hay que ponerles nombre a juegos que actúan de una manera y otros, de otra. El juego público de todo lo que he dicho, un espacio que ha venido ocupando con total naturalidad histórica, pero el problema de ese desequilibrio se puede producir cuando ese juego público intenta captar una cuota del mercado en el juego privado.
También recordó cuando “
el 11 de marzo de 1999, en una memoria del Ministerio de Hacienda, se decía que se pretendía autorizar la comercialización de la lotería instantánea para captar una cuota de mercado de las máquinas tragaperras, eso es provocar desequilibrio”.
Y por último, con respecto a las diferencia de juego online existen diferencias sustanciales.
“La Sociedad Española de Patología hace referencia en sus informes, a que el juego online es potencialmente más peligroso que el juego presencial”. En este sentido,
“no se puede tolerar que ese juego online esté protegido con una publicidad excesiva y con una tributación diferencial”.
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