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¿En qué piensan las mujeres?

He tenido la suerte de trabajar directamente con muchas mujeres. Me han supervisado y las he supervisado también. Las considero seres superiores. Estoy convencido de que si no fuera por ellas, la humanidad ya se hubiera extinguido, y no solo me refiero a su capacidad de crear vida. Pero centrándome en lo laboral, son mucho más eficaces que los hombres porque jamás anteponen su ambición personal a la tarea que se les ha encomendado y porque tienen un pensamiento en el que prima lo colectivo sobre lo individual.

Seguro han visto la entrevista a Jack Ma, fundador de Alibaba, en la que afirma que uno de los secretos del éxito de su compañía es la cantidad de mujeres que tiene en su equipo. Es un tipo listo.



El otro día hablaba con una compañera sobre este tema. Conversábamos tranquilamente hasta que hice una afirmación, en principio, algo polémica: “Hombres y mujeres no somos iguales”. Ella me estaba escuchando atentamente hasta ese momento, pero por su gesto, que pasó rápidamente de uno amable a otro defensivo con toques de indignación, me di cuenta de que aún no hemos normalizado el tema. Acto seguido me amenazó con un tajante -a ver que vas a decir- y fue cuando, apurado, emprendí mi defensa.

Personalmente creo que el término “igualdad de género” está mal formulado, ya que hombres y mujeres no somos iguales, para nada. Tenemos características diferentes y comportamientos sociales en muchos casos radicalmente opuestos, todos ellos adquiridos culturalmente desde hace muchísimos años. Por ello deberíamos hablar y luchar por la “igualdad de oportunidades para los distintos tipos de género”, que es lo que no existe en la sociedad y menos en el mundo laboral. Pienso que no debemos tratar de ser iguales, ni intentar que nos gusten las mismas cosas, sino entender que nuestro valor añadido está justamente en ser diferentes.

Esta aclaración de conceptos también nos permitirá hablar sin tapujos de las características de cada género sin temor a ser socialmente lapidados. ¿A qué me refiero con esto?, a que el “buenismo” de estos tiempos, donde se insiste con lo políticamente correcto, ha hecho que nos escandalicemos con los tópicos de toda la vida. Por ejemplo, cuando se asocia a lo femenino con lo sensible y a lo masculino con lo rudo, ¿acaso podemos negar que las mujeres son más minuciosas y detallistas, y los hombres más descuidados, por no decir brutos? Puede que sí y puede que no, pero son tópicos basados en comportamientos grupales, nada más, no hay por qué enfadarse. Evidentemente habrá excepciones, pero desde el punto de vista de investigación de mercados, las conclusiones son siempre extraídas de la muestra de una población, y el sexo / género son variables de segmentación muy claras y válidas; por ello el siguiente artículo habla sobre las mujeres como público objetivo, ya que sin lugar a dudas son el objeto de deseo de muchas industrias.


¿Por qué la mujer es la gran olvidada de la industria del juego?

Desde mi punto de vista, porque no tiene el mismo comportamiento que el hombre ante la oferta de producto que se ha desarrollado hasta la fecha. Hay algunas excepciones como el Bingo, a pesar de ello, aunque tengamos en mente el tópico de que las mujeres predominan en este tipo de juego, según el estudio de la Percepción Social sobre el Juego de Azar en España 2016 VII de la Universidad Carlos III y patrocinado por la Fundación Codere, podemos ver, en su página 36, que el perfil del jugador de Bingo es un 50% hombre y 50% mujer; con lo cual no es correcto afirmar que las mujeres son mayoría, sin embargo es una pista importante para saber por dónde van los tiros.

Claramente las mujeres no tienen las mismas motivaciones que los hombres en cuanto a premio /recompensa y no se ha indagado lo suficiente en descubrir cuáles son. Además, la evolución que su rol ha tenido en las últimas décadas influirá mucho en su forma y frecuencia de consumo.

El día que se invente un producto que realmente despierte el interés de las mujeres, abordándolas como un mercado masivo, nos sorprenderemos. Como las granjas esas de los social games o las frutitas del móvil, que han sido una revolución en los últimos años, y no dejan de ser una oferta de juego encubierta. Compra créditos, comparte, invita a tus amigos, todo aquello genera rendimiento económico al desarrollador o al canal que lo ofrece.

Me gustaría poner de ejemplo al fútbol, ya que como soy hombre, soy simple y no pienso más que en tres cosas, o cuatro. El fútbol claramente es una de ellas, y opino que es un deporte masculino. ¡Uy lo que ha dicho! Pues sí y lo puedo demostrar. Imaginemos que el próximo domingo, TVE emite a las 22:00 hrs un partido de fútbol femenino.¿Cuántas de ustedes, mujeres, querrían verlo? Juega el Madrid y el Barça femenino, por cierto.

Seguro que tendría buena audiencia, no me cabe duda, pero no dejará ser un mercado “nicho” en comparación a un mercado de “gran consumo”, como lo es el fútbol masculino. Ahora, el empresario que compra los derechos de TV o la marca, con recursos limitados, que tiene que patrocinar a un equipo, ¿a quién escogerá, al femenino o al masculino? Si escoge al masculino ¿estará discriminando? ¿o es que a lo mejor tendrá mayor retorno de inversión?,
¿Tendríamos que obligar al Estado, o a las CC.AA que exijan a las cadenas de TV cuotas mínimas de emisión de partidos de fútbol femenino, para así lograr que se invierta en ello?

La lucha, a mi parecer, no es intentar que a las mujeres les guste el fútbol, o exigir un apoyo de las instituciones a este deporte para que todos tengan el mismo derecho a seguirlo. La verdadera lucha es que todos tengamos las mismas oportunidades de ver o practicar nuestro deporte, actividad o hobby favorito cuando nos dé la gana. Y si llega a ser el fútbol femenino, pues enhorabuena, pero con total libertad y respeto.

Si aplicamos esta reflexión en la industria del juego, el mercado femenino, en términos absolutos, también es un nicho. Existen jugadoras mujeres, sí. Pero la clave está en lograr que se convierta en un mercado masivo para que tenga mayor inversión. El tema no es intentar que el juego les guste, ya que se tendría que gastar muchísimo dinero en comunicación para tratar de cambiar sus hábitos. El tema es evolucionar y crear productos específicos para ese segmento. Invertir en I+D, marketing, publicidad. Hacer desarrollos a medida, con una mecánica apasionante y con una motivación de recompensa acorde a sus características. En el estudio que cité anteriormente se habla del componente social del Bingo como motivación para su práctica. Entonces ya tenemos más pistas. Si conseguimos esto, los resultados serán increíbles, debido sobre todo a la capacidad de consumo de las mujeres y porque estoy seguro de que son grandes jugadoras, tal como dije al principio, las mujeres son muy competitivas. Definitivamente hay que apostar por ellas.

Y ¿por dónde empezamos? No es necesario llegar al nivel de Mel Gibson en la peli ¿En qué piensan las mujeres? donde un atractivo y maduro director creativo de una importante agencia de publicidad, sufre un accidente doméstico intentando probarse unos productos para mujeres. Quería entenderlas mejor y crear una campaña ganadora. El tío se pega una buena leche en la bañera y ¡pum!, como si de un milagro se tratara, adquiere un super poder por el que puede oír los pensamientos de las mujeres. El pobre hombre casi se vuelve loco con la cantidad de información, ¡quien no lo haría!, pero él tenía una misión…y bueno, al final salva a una del suicidio, se enamora de su jefa, se amista con la hija, con la ex y con la amante, y por si fuera poco, crea una campaña publicitaria maravillosa.

Por desgracia esto es ciencia ficción y es imposible que nos pase en la realidad. Caernos de la bañera y adquirir el super poder vale. Pero lo de saber con certeza lo que ellas quieren, incluso oyendo sus pensamientos, ya me parece más complicado.


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