HOY, EN EXCLUSIVA
JOSÉ IGNACIO CASES nos invita a reflexionar:
“Hay que comunicar”... ¿Qué? ¿Quién? ¿A quién?”

El mundo del juego de azar tras casi cuarenta años de existencia legal en España ha perdido la partida

Todos los días, casi sin excepción, nos enteramos de que un grupo político ha presentado una proposición no de ley (ante las Cortes Generales o ante cualquiera de los Parlamentos Autonómicos) solicitando extremar las medidas de contención del juego.

Los medios de comunicación, también a diario, hablan de una ludopatía creciente, invasiva y socialmente preocupante. Los ayuntamientos y organizaciones cívicas locales de todo tipo proponen insólitas e inmaduras actuaciones ante la proliferación de los juegos de azar (presenciales y online) rivalizando con sus propuestas en originalidad y disparates lo que se ve facilitado por la diversidad competencias tan entusiásticamente aplaudidas por los empresarios que, a través de las 19 jurisdicciones competentes, creen tener la posibilidad de campar sin respeto, aunque, eso sí quejándose siempre.

El resultado llegó cuando el Ministerio de Sanidad y, en concreto el Comisionado de la Drogas y otras adicciones se hizo cargo de la lucha y tratamiento de lo que se entendió era una “enfermedad social”.

¿Se enteraron las innumerables asociaciones empresariales? No. ¿Los representantes más principales de las mismas? Tampoco.

Hasta que alguien dio con la solución: “Hay que comunicar”. ¿Qué? ¿Quien? ¿A quién?

A partir de este momento todo ha consistido en “comunicar” y vender la buena nueva de las virtudes y ventajas del juego de azar como una parcela del ocio y en entretenimiento. Resultado: Cada vez peor. Sobran los ejemplos: una noticia que la industria cree positiva los medios (TV, radio, prensa, digitales, redes) la complementan con comentarios letales.

El núcleo de la cuestión no radica en que se comunica bien o mal sino en que se ha perdido la REPUTACIÓN que resulta esencial para el ejercicio de cualquier actividad y sobre todo de una “industria de riesgo” porque nadie va a hablar bien de algo que no es políticamente correcto.

No basta afirmar como yo hice en 2006 que la industria del juego mueve mucho dinero, crea y mantiene muchos empleos y genera millonarios ingresos en el erario píblico (Curso sobre la Industria del Juego en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en su sede de Sevilla).

Un año antes de poner en marcha la Fundación Codere señalé que nunca se debe olvidar que “la opinión pública valorará las políticas públicas y decidirá sobre si estas se corresponden con las aspiraciones sociales” (1996, El Juego de Azar y la Sociedad Española, curso de verano de la Universidad Complutense).

¿Qué ha ocurrido a lo largo de estos 23 años? Me parece que no se han tenido en cuenta estas aspiraciones. Así leva al sector y así le irá: cada vez peor.

Dicho esto, en principio mi opinión sobre la iniciativa del gobierno canario y sobre el trabajo del profesor Capafons Bonet es muy positiva. ¿Por qué? Simplemente porque da respuesta práctica a uno de los más graves problemas de la sociedad española: la Adicción a Internet (considerada como tal por la Organización Mundial de la Salud, OMS) y el fácil acceso a través de la Red al juego de azar por parte de los menores de edad.

Hace ya más de 5 años la Fundación patrocinó la publicación de “El juego de azar online y los nativos digitales” (2013, Tirant Humanidades, Valencia) una encuesta del Instituto universitario de investigación en Criminología y Ciencias Penales realizada a una muestra de 4.310 jóvenes de la Comunidad Valenciana.

Resultó que el 18% de los jóvenes reconoció que en el último año había jugado al póquer, ruleta o apostado al menos una vez. Entre éstos un 57,7% lo había hecho esporádicamente y el 42,3% lo hacía habitualmente.

Tres años más tarde la Fundación impulsó y patrocinó otro libro dirigido por el Catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco profesor Enrique Echeburúa titulado “Abuso de Internet ¿Antesala para la adicción al juego de azar online?” (2016, ediciones Pirámide, Madrid) que contemplaba la cuestión no solo respecto de los menores sino, en general, sobre toda la población. 20 profesores universitarios colaboraron con sus trabajos entre los cuales hubo referencias importantes al juego de los menores.

Ha sido, pues, la propia industria la que inició los estudios sobre estas cuestiones espinosas y problemáticas y no rehuyó ni datos ni situaciones adversas. La Fundación ha contribuido siempre a l reputación de la industria del juego y los resultados se ha comunicado a la sociedad, a los gobiernos e instituciones de forma cuidadosa y responsable. La decisión de ahogar a la Fundación facilita el suicidio del sector que, indudablemente, “comunicará” sus logros a bombo y platillo para lograr en las dos horas siguientes un informe demoledor través de un Telediario visto por millones de personas. Igual acaba de ocurrir con el programa de Telecinco.

A mí, en lugar de seguir comunicando me gustaría trabajar con el profesor Capafons para que la encuesta que ha dirigido profundizara en el análisis de otras cuestiones igual o más graves que el juego de azar online y que se derivan para los adolescentes del abuso de las redes: acoso, pederastia, ciberbullyng y sexting sin olvidar cuestiones psicológicamente tan atractivas como la falsa sensación de seguridad que proporciona la navegación por las redes.

Temas que son cruciales y que me interesan por la salud física y mental de mis nietos tal y como alerta y subraya una y otra vez el sr. Calatayud, Juez de Menores de Granada.

José Ignacio Cases, 24 de enero de 2019