El presidente de Grupo Luckia, José González Fuentes, defendió en la segunda mesa del XVIII Congreso del Juego de Castilla y León que la relación entre juego presencial y online es "una gran oportunidad" si se deja madurar la capa digital. Según explicó, la mejora de los medios tecnológicos puede impulsar el crecimiento del canal físico, pero advirtió de que las diferencias regulatorias y la burocracia están frenando esa convergencia.
José González Fuentes comparó mercados en los que su compañía opera —citó México y Colombia— con el caso español, donde las exigencias y procedimientos difieren entre canales y territorios. Señaló que una parte del sector lleva “10–15 años cumpliendo fielmente” con controles y protección de los más vulnerables, y que la percepción pública ha mejorado respecto a etapas de desinformación, aunque “no es fácil” y exige constancia.
En clave operativa, fue muy concreto: faltan reglas claras para los medios de pago en sala. Recordó que “la gente ya no lleva efectivo” y que no permitir pagos electrónicos “no nos deja innovar”, del mismo modo que ocurre cuando se bloquea el reporting en servidor o se multiplican trámites que “no añaden protección real”. Recalcó que el sector es defensor del consumidor y de los límites, pero pidió un marco estable y homogéneo que regule “lo preciso” sin impedir la modernización del presencial.
Sobre el rumbo del mercado, sostuvo que la convergencia llegará “más tarde o más temprano” y que en algunos países el online ya representa más del 40% del negocio, mientras que en nuestro entorno aún está lejos de esa cifra. Para llegar a un modelo omnicanal funcional, insistió, hacen falta medios de pago digitales, procesos menos onerosos y tecnología que permita operar con agilidad.
José González Fuentes dedicó un tramo a capital humano y formación. Afirmó que en cualquier empresa el equipo es determinante, pero en el canal digital “es el 95% del resultado”. Por eso, explicó, sobre-presupuestan formación todos los años y la realidad les obliga a reciclar competencias cada pocos meses (datos, ciberseguridad, operación conectada). “Las diferencias entre compañías —añadió— se explican cada vez más por cómo se desarrolla a las personas”.
Finalmente, reivindicó el impacto económico del presencial: un salón dinamiza el barrio y a los comercios colindantes, más allá del empleo directo y de la cadena de proveedores. Su conclusión hiló los mensajes anteriores: proteger al consumidor sí, pero con pagos electrónicos, reglas claras y menos trabas para que la innovación llegue a la sala y la convergencia sea real.
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