El tiempo lo dirá. Los comienzos han sido ramplones. Sin hacerse respetar. Tolerando indiscreciones y sin tomar medidas frente a los que se saltan pactos de silencio. Así no se empieza nada con solidez. Tienen los mimbres para ser fuertes pero por ahora están al albur del chismorreo y han desaprovechado la oportunidad de dar un golpe de autoridad.
Una estructura digna y con vocación de utilidad debe presentarse como un bloque compacto, impermeable y transmitiendo seguridad. Por ahora, quedan lejos de esta percepción.
Se habló de Transparencia, para remedar viejos vicios de Facomare. Pero justamente no es lo que ha pasado en estos primeros pasos.
Han puesto el foco en Hostelería aunque ayer no se puso sobre la mesa algún reto inmediato.
Se sacó pecho de profesionalidad y experiencia, pero esto no es garantía de nada como se ha visto hasta ahora. El peso fuerte y decidido del que marca la trayectoria del devenir de la Industria y de la Hostelería está por demostrar, desgraciadamente y a pesar de los 50 años de trayectoria.
Por el bien de todos, les deseamos un trabajo productivo, hacerse respetar y entablar lazos sólidos, incorruptibles y serios con todos los agentes sectoriales.
Y pese a todo lo anterior, destaco que sin Carlos Duelo esto no hubiera sido posible. Una vez más, y redundando en mi anterior Editorial, él es el embajador perfecto, el gran diplomático, que ha conseguido esta gran alianza, que, en el fondo , es ASESFAM .