La transacción de la que tanto se ha hablado en Catalunya, y por la cual
CIRSA se hacía con
Giga Game System Operations, ha sido aprobada por el organismo que garantiza la competencia dentro del sector privado.
La
CNMC considera que los riesgos para la competencia, debido a la elevada cuota de mercado que tendrá
Cirsa tras la operación, se centrarían geográficamente en Catalunya y en el producto de máquinas tipo B en establecimientos de hostelería, así como en la explotación de salones de juego y bingo.
Es por ello que la autorización que ha dado la
CNMC es únicamente en una primera fase ya que el visto bueno definitivo está a expensas del cumplimiento de una serie de compromisos que se han considerado adecuados para solucionar los problemas de competencia que presentaba la operación, entre las que destacan que
Cirsa se ha comprometido a eliminar de las cláusulas de exclusividad en todos los contratos suscritos en Cataluña, con el fin de favorecer la competencia entre operadores de máquinas recreativas dentro de un mismo local; así por ejemplo, la empresa de juego se compromete a reducir la duración de los contratos que hereda tanto en hostelería como en salones de juego: se deberán revisar todos los contratos con duración superior a cinco años en un plazo que oscila entre los 12 y 24 meses, dependiendo del canal afectado.
Comenzará la sustitución dando prioridad a los contratos de mayor duración, los de 10 años, por ser los más lesivos para la dinámica competitiva en el sector (indica
Voz Populi)
Además,
CIRSA estará obligada a deshacerse de dos de los establecimientos de bingo que posee en la ciudad condal. Y es que
Competencia también quiere prevenir posibles problemas en la explotación de salones de juego y bingo; dos licencias que podrán ser adquiridas por nuevos competidores, "lo que contribuirá a reducir la presión sobre la cuota actualmente existente", matiza el organismo presidido por José María Marín Quemada.
En todo caso, tras el visto bueno de la CNMC,
Cirsa incorporará un grupo de juego y ocio que explota un extenso parque de máquinas recreativas situadas en bares y restaurantes, fundamentalmente en Cataluña y la Comunidad Valenciana, lo que a buen seguro mejorará los resultados presentados por los negocios adquiridos por Cirsa, que alcanzaron en 2018 una facturación de 124 millones de euros.
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