La segunda entrevista que hice en mi carrera de periodista fue a Alejandro Amenábar. Y la consumamos en un bar. Digo la consumamos, porque el primer intento fue en su casa, cuando vivía en la Calle Pez de Madrid. Se me rompió la grabadora. Se deshizo en bricolajes para intentar arreglarla, pero desistimos. Aplazamos la entrevista a otro día para comer en un bar del barrio de Malasaña, lugar donde él hacía media vida. Me acuerdo muchas veces de aquella entrevista donde me contó cosas geniales. Poco después le dieron tropecientos Premios Goya que los dedicó a la gente que le estaba viendo en ese mismo bar mientras él era reconocido para la posteridad. Los bares, nuestra vida, el calor de las barras, el bullicio, el camarero que sabe lo que quieres. El bar, no es solo la mitad de la vida de Amenábar, es de la de todos. Por eso también Alejandro Amenábar ha sacado un bar en su anuncio de la Lotería de Navidad. Y con él, los churros, el chocolate y la alegría de la comunión colectiva, de saberse reconocido y bienhallado.
Dice ahora Alejandro Amenábar que le pidieron hacer un anuncio para la Lotería de Navidad que estuviera destinado a la gente joven. (Vean el vídeo de más abajo). O sea, Loterías y Apuestas de Estado ansía al público joven, como nosotros y como todos. Y, más aún, ansía los Bares…
El anuncio, que es bonito y elegante, lo protagonizan dos bellos jóvenes y salen nuestros bares. Loterías y Apuestas también lo sabe. Nadie renuncia a este lugar pese a Starbucks, Vips y más bazofias impersonales que nos quieran imponer. No nos reconocemos en un bar de diseño. Reivindicamos todos, jóvenes y menos, el bar de la esquina, el de siempre, con sus máquinas, sus sillas incómodas, su olor a café, sus cañas, los chatos y el pincho de tortilla. Eso nunca va a desaparecer. Y, afortunadamente, por eso, la máquina nuestra seguirá formando parte de su ambiente. Variarán los modelos, las formas, los pagos… probablemente sí. Pero seguirá siendo un instrumento de entretenimiento y ocio que no molesta bajo los parámetros del juego responsable que siempre la han mantenido y que ha controlado los niveles de riesgo entre la población más vulnerable.
Los experimentos son peligrosos. La máquina sostiene al bar. El bar sostiene a la máquina. Alejandro Amenábar me decía en aquella entrevista algo precioso sobre las películas de Superman: “Si no tuviera esa música, Superman no podría volar”. Hablaba de cine, pero también del equilibrio y la armonía. De las cosas que se complementan y funcionan porque no podían ser de otra manera.
De ahí que sea tan peligroso que se rompa el status quo y que, además, SELAE quiere destruir el equilibrio con la llegada de un producto como la Lotería Instantánea que rompe con todas las premisas del Juego Responsable y de Responsabilidad social Corporativa espera, aún más si cabe, por parte de una Institución Gubernamental.
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