Pasado el primer día de avalancha de noticias sobre lo ocurrido en Sevilla y tras una jornada de reflexión, me gustaría compartir algunas ideas que no me dejan de rondar.
Si yo fuera Consejera (o Consellera) y viese lo que están haciendo los colegas
Imbroda y Juan Bravo inmediatamente me pondría verde de envidia por dentro y por fuera... ¿Acaso no quieren verse apreciados, valorados, considerados, escuchados? ¿No creen que a los jóvenes y mayores les gustaría que les trataran como personas dignas de ser respetadas, o personas realmente adultas?
El consejero Imbroda lo decía el miércoles en Sevilla.
"Aquí no va de prohibir, como les gusta a algunos políticos, aquí va de enseñar".
La izquierda se petrifica y se trasnocha en paternalismos, arquetipos y prejuicios; el concepto de libertad no les pertenece. Hay otros discursos y maneras que se la han apropiado: sobre todo los que aprecian el criterio del pueblo y le dan instrumentos para que sean dueños de su elección en libertad y en respeto hacia los demás y el suyo propio.
Lo decía
Isabel Díaz Ayuso en campaña:
"Que no les traten como a menores de edad"… y el profesor
Fernando Savater en el último congreso de
ANESAR lo expresaba como nadie: "Hay que proteger a la infancia, pero no hay que tratar a todos los ciudadanos como si fuesen infantes".
¡Jóvenes! Qué maravilla hablar con ellos en Sevilla de lo que oyen sobre el juego y ver sus ojos de incredulidad porque no se sienten identificados con lo que se publica. Me lo decían claramente:
“Nos da igual ver un salón o no verlo; el que quiera jugar lo hará”. Y lo hará a lo que pueda y cuando pueda.
¿Se trata de distancias? ¿De tapar? ¿De esconder? ¿O se trata de educar y de hacer ciudadanos responsables y libres? ¿A quién le interesa que NO sean ciudadanos responsables y libres sino subvencionados amedrentados? Señores: llevan un móvil en el bolsillo, llevan ahí el mundo. ¿Les enseñamos a usarlo bien?
He sentido a los jóvenes tristes. No les den más. No más negatividad. Ellos tienden la mano, y la mirada, cuando les ofreces participar, hablar, ¿qué opinan? Son mucho más listos, responsables y buena gente de lo que los políticos se empeñan en pintarlos. Respétenlos, denles confianza, no les escondan nada, no les prohíban; construyan, informen, den herramientas para pensar y poder elegir, no les acusen. Si yo fuera Consejera les abriría los brazos, les daría oportunidad de participar y mi confianza.
Con respecto a la industria, mis queridas y queridos, lectoras y lectores, que los árboles de personalismos no les impidan ver el bosque. Es un poco difícil. Pero hay que intentarlo.
La industria unida jamás será vencida...
SÍ, unida; hasta que los egos la rompan, la dejen hecha unos trapos y acaben cortándose la coleta.
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