La tensión política en Cataluña alcanza un nuevo punto crítico con las declaraciones del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, quien ha afirmado en sesión plenaria que la aprobación de los presupuestos catalanes está directamente vinculada al controvertido proyecto Hard Rock en Tarragona.
Aragonès ha dejado claro que si el proyecto Hard Rock es detenido, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) retirará su apoyo, lo que pondría en peligro la aprobación de los presupuestos.
Esta declaración surge en medio de una creciente confrontación entre el Gobierno y los comunes, liderados por Jéssica Albiach, quienes insisten en detener el proyecto Hard Rock como condición para dar su apoyo a los presupuestos. Las negociaciones entre el Govern y los comunes han vuelto a fracasar, demostrando la dificultad de llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes.
En un giro inesperado, Aragonès ha extendido una mano a Junts, instándolos a negociar y alcanzar un acuerdo para garantizar la aprobación de los presupuestos. Sin embargo, las tensiones entre los socios de gobierno, especialmente sobre el tema del Hard Rock, plantean un desafío significativo para la estabilidad política en Cataluña.
Además, la consellera de Economía y Hacienda, Natàlia Mas, ha expresado su escepticismo sobre la viabilidad del proyecto Hard Rock, sugiriendo que es poco probable que se lleve a cabo. Mas argumenta que este tipo de proyectos tienden a estancarse y eventualmente fracasar, y cuestiona su relevancia para la Cataluña actual.
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