He leído varias veces seguidas y con deleite el reportaje que hablaba de la asociación de los andaluces Veramatic con Novomatic. Un texto plagado se simbolismo mitológicos y cegadores donde se presentan los encantas de un “hercúleo” Novomatic.
“Hercúleo” dice en su crónica el arrebatado periodista. Hercúlea mi mente, persigue a sansones austríacos, semidioses, hijos de Júpiter y Alcmena.
“Veramatic, gerenciada por Juan Márquez y Juan Ramos, encuentra así a un hercúleo aliado en una sociedad conjunta para continuar adelante con sus planes de expansión”
Hércules seductor de españolitos almerienses (y no sólo de esos como todos ustedes van sabiendo), ejemplares Novomáticos que se pasean por las Ferias de Olimpo. Me dejo atrapar con el pudor necesario y la cabeza medianamente fría al deslumbramiento endiosado con el que sí ha patinado el dulce periodista.
Si los Novomáticos no fueran austríacos no serían hercúleos personajes, dioses que se han fijado en nosotros “pobres españoles”. Si los compradores hubieran sido férreos gallegos o fenicios catalanes no habríamos encontrado tanta abundancia de belleza adjetival.
Seguimos arrastrando este complejo de inferioridad sonrojante que recuerda a las películas de Esteso y Pajares babeando tras rubias Teutonas Afroditas o al Bienvenido Mr. Marshall a ritmo de chunda-chunda.
Si al final a va ser verdad. Ustedes, hercúleos, altísimos, atildados héroes inmortales austríacos llévennos al Oráculo de Delfos donde si imponga la penitencia antes de dejarnos lleva por monedas de oro y cantos de sirena.
Hércules mató a sus hijos y a su mujer en un ataque de locura mesiánica. Engrandecido y semidios, acarreó su estigma sin volver a infundir seducción.
Aunque no sé, a mí lo hercúleo me enrolla… bastante.
Aquí el artículo completo en La voz de Almeria
http://www.lavozdealmeria.es/vernoticia.php?IdNoticia=121164&IdSeccion=0