El pasado jueves se detuvieron a 34 personas, algunos de ellos deportistas profesionales del tenis por amañar apuestas. Así era el sencillo modus operandi:
El intermediario convencía a los tenistas de que amañaran determinados aspectos del juego que son objeto de apuesta -normalmente era la pérdida del primer juego de cada set en el que estaban al servicio-, y cuando accedían a ello se informaba a los miembros del grupo, que a su vez difundían la información privilegiada entre familiares y allegados para que hicieran las apuestas.
Así lo cuenta
el diario ABC: El tenista cobraba mil euros si el apaño se limitaba a esa pérdida del primer juego en el que estaba al servicio, pero la cifra podía ascender a 3.000 si se «arreglaban» otros aspectos del juego sobre los que se puede apostar. Es importante destacar que no se determinaba el resultado final del partido, porque los implicados no querían perder puestos en el ranking.
Los miembros de la trama recibían a través de Twitter la «información privilegiada», y estos a su vez la distribuían por Telegram entre sus allegados. El gestor recibía 200 euros de cada uno de los integrantes de la organización mediante pagos por Paypal para no dejar rastro.
Dentro de la red había también traiciones. En alguna ocasión el intermediario engañó a los tenistas, a los que prometía mil euros al principio y luego les daba 500, o 500 y luego les daba 50, con la excusa de que «no han entrado las apuestas». Los deportistas, jóvenes e inexpertos, no sabían cómo reaccionar y por supuesto los máximos responsables del grupo no tenían noticias de los manejos de su presunto hombre de confianza.
También ha trascendido que la casa de apuestas más perjudicada ha sido BET365.
Tenis Integrity Unit (TIU), un organismo internacional encargado de velar por la integridad de este deporte, ha colaborado de forma activa en las pesquisas.
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