El Jackie Pot

Traspasamos gélidos raíles sectoriales y contemplamos aturdidos sin saber donde mirar ante el paisaje árido donde no existe referencia, ni nombres propios. Sólo grandes empresas, impersonales, inaccesibles, corporaciones aparentemente descabezadas.

¿Quién se amoldará a quién? Su acorazado paso se ha impuesto terco en el transcurso de nuestras empresas como un zarpazo de lobo. Cirsa se venderá y Codere impone una frialdad, distanciamiento y entereza… que tampoco distan mucho de la anterior… para qué nos vamos a engañar.

Hace un año Manuel Lao era investido Honoris Causa en uno de los últimos y grandiosos movimientos de su presidencia. Jose Antonio Martínez seguía siendo Jose Antonio Martínez, el siempre distante actor omnipresente.

Y ahora… ahora qué? Ahora nos profesionalizamos. Tendemos a una industria más moderna, menos familiar y más técnica. Nos regiremos por nuevos códigos que no entienden chismorreos ni lenguajes chabacanos. Nos envolveremos en una pátina de rigor, nuevas maneras y nueva imagen con nuevos modos de relacionarnos.
Orenes, que es uno de nuestros grandes emblemas, lo ha entendido así. Se ha encaminado en una política de comunicación ejemplar que obedece a un nuevo contexto social y a un relevo generacional inevitable y bien construido. Yo misma he constatado el cambio en solo un año. Viajé a Murcia el año pasado al mencionado acto del Honoris Causa de Manuel Lao e hice lo que más me gusta cuando llego a una nueva ciudad en calidad de periodista: pulsar ese barómetro social que son los taxistas. Les aseguro que la imagen que me devolvieron del grupo Orenes no tenía nada que ver y lo constaté en las diversas charlas que mantuve. El cambio de percepción se airea y se respira con otro pulmón menos viciado.

Nuestra industria es respetada, veo que los grupos políticos no sienten pudor al hablar con nosotros. Y llaman a mi puerta online nuevos actores que ya hacen cola para entrar. Son nuevos, más modernos pero que necesitan a este viejo y sabio sector, férreo, que nació de la nada y grabó a fuego las bases del ocio de varias generaciones.


…Y, mientras, sigo aquí ensimismada en la nieve, con un romántico traqueteo y el corazón a punto de descarrilar.