El Segundo estudio sobre conductas de juego, factores sicosociales asociados y jugador patológico, realizado por la Corporación de Juego Responsable en Chile, revela interesantes datos sobre la realidad de los jugadores en Chile y el impacto negativo que a veces puede tener el juego. En el estudio se concluye que el 74,8% de los jugadores patológicos en el país pertenecen al nivel socioeconómico D, un aumento desde un 49,3% de la primera muestra en 2015.
También se indica que el 16,1% de los consultados tendría algún tipo de riesgo con el juego a lo largo de su vida, un aumento de 1,9% respecto a estudio de 2015 y que entre la población a la que se le ha diagnosticado el sufrir adicción al juego, un 64,6% son hombres.
Asímismo, el estudio pone en evidencia por primera vez la relación que existe entre ser un jugador en riesgo y el deterioro de diversos ámbitos de la dimensión psicosocial, desde problemas con alcohol, tabaco, salud mental, crisis familiar o estrés financiero.
El Estudio tiene un gran valor ya que consigue profundizar en el perfil de las personas que tienen problemas con los juegos de azar en Chile: se trataría de personas de sectores económicamente vulnerables de la sociedad, y que además tendrían problemas en el ámbito psicosocial, de acuerdo al segundo estudio de prevalencia “Conductas de juego, factores psicosociales asociados y juego patológico”, elaborado en conjunto por la Corporación de Juego Responsable y la Universidad Andrés Bello.
La muestra es la segunda que se realiza en el país, tras la primera versión en 2015, y sus resultados fueron presentados esta mañana por la Corporación, integrada por la Asociación de Jugadores en Terapia (Ajuter), Sun Dreams, Enjoy y Polla Chilena de Beneficencia.
Los resultados de la encuesta, que fue realizada entre septiembre y octubre de 2018 con entrevistas cara a cara en hogares, con una población mayor de 18 años del Gran Santiago, tomó en consideración 1.020 casos, y arrojó que el 16,1% de los consultados califica como un jugador con algún tipo de riesgo a lo largo de su vida, lo que representa un aumento de 1,9% respecto a la medición del año 2015.
Al analizar la relación con sexo, el 64,6% de los jugadores patológicos son hombres, mientras que en el 35,4% son mujeres, lo que significó un notorio cambio respecto a 2015, donde las mujeres alcanzaban un 79,7%. En tramos etarios, el 36,3% de los jugadores patológicos tienen entre 41 y 50 años, el 32,8% entre 51 y 60 años, el 19,1% más de 61 años, y el 11,7% entre 18 y 30 años.
Otros datos destacables serían que solo el 0,8% de los encuestados declaró que ha deseado recibir ayuda para dejar de jugar o apostar, por debajo de 2,7% registrado en 2015. Además, el único círculo de apoyo de quienes buscaron ayuda para dejar de apostar lo constituye la familia, con un 100% de los casos.
De acuerdo a Juan Carlos Oyanedel, sociólogo y ejecutor del estudio, “si bien la proporción de jugadores problemáticos y patológicos no ha variado significativamente respecto al estudio anterior, la proporción de jugadores en riesgo ha aumentado 1,9% respecto a 2015, siendo los hombres de una edad mayor y de segmentos vulnerables de la sociedad los más expuestos”. Oyanedel agrega que de aquellos jugadores en riesgo “
se observaron variables psicosociales desfavorables, principalmente en términos de ‘poliadicciones’, ya que tienen mayor prevalencia al uso de tabaco o alcohol, sumado a estrés familiar y financiero. Esto lleva a la necesidad de evaluar a la población en riesgo como un problema de política pública”.
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