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OPINIÓN:
EDUARDO MORALES, SOBRE EL PRESENTE Y FUTURO DEL JUEGO EN EPOCA DE COVID-19
La transición a la “nueva” a-normalidad

 
La pandemia llegó prácticamente inadvertida e infravalorada por la mayoría de los gobiernos, muchos de los cuales reaccionaron tarde, algunos mal o muy mal, al hacerlo tarde y sin las medidas y decisiones que las primeras experiencias habían señalado como adecuadas para hacer frente a una situación desconocida para los contemporáneos, ya que la pandemia de la gripe de 1918 queda un poco lejos.
EDUARDO MORALES |
Parece que, por el desarrollo de la epidemia y sus gravísimas consecuencias, España no está entre los países que han adoptado las mejores decisiones en tiempo y forma.

Naturalmente, es fácil decirlo ahora con una visión global de lo que está pasando, como se ha ido y se está desarrollando la pandemia, pero no se trata tanto de hacer una crítica si de analizar y establecer las consecuencias y que posible soluciones puede haber para la industria del juego que ha sido gravemente afectada por las acciones tomadas para afrontar la pandemia, y aquí no se salva nadie, aunque evidentemente el juego presencial es el más perjudicado, sin perjuicio de los efectos, también graves, que está teniendo sobre el juego online.

El presente es un drama para el sector presencial y difícil para el digital; el futuro se presenta complicado y con muchas incógnitas exógenas que necesitan ser resueltas para poder disponer de un horizonte a donde dirigirse.


El Juego Presencial

Para empezar, es bueno recordar la importancia socio económica de la industria del juego en España, con algunos números que reflejan su relevancia y aportación a la sociedad.

La industria del juego en España aporta cerca del 1% del PIB, da empleo a c. 250 mil personas, de empleo directo e indirecto. De esta, 85 mil son empleos directos, 47 mil son empleos de la industria del juego privado, y 38 mil del juego público. Los empleos indirectos ascienden a 167 mil personas.

En cuanto al volumen de ingresos brutos el juego privado presencial alcanza los €5,250 mil millones de euros – a través de todos sus segmentos - estimados para 2019 a falta de informe final y referenciado a los datos de 2018. Esta cifra se corresponde con alrededor del 55% del total de ingresos brutos de juego totales, y el otro 45% correspondería a los otros juegos estatales – juego público – de Loteria Nacional SELAE y la ONCE.

El inmediato cierre absoluto de los establecimientos de juego presencial desde el 15 de marzo, que persiste y que tiene unas perspectivas muy negativas en cuanto a su reapertura, ha provocado unas consecuencias de pérdidas irreparables a las empresas, con los efectos colaterales sobre el empleo y los ingresos fiscales para las administraciones. La caída de ingresos ha sido del 100% del juego presencial privado, algo que no tiene ninguna duda.

Digamos que, como establecimientos de acceso físico del público, su cierre fue una solución necesaria para contener los contagios, al igual que ha sucedido con los demás negocios de acceso físico del público excepto los que ofrecen servicios de alimentación, farmacia, logística y transportes y el sector primario para suministro de las materias primas de alimentación.

El recientemente publicado plan del gobierno para transición a una “nueva normalidad”, no nos engañemos se trata de un mantenimiento de la anormalidad y con ello de la situación crítica de la industria de juego presencial.

No se discute si la forma en que se ha planificado esa transición es la correcta de acuerdo con criterios de salud, porque si es así, no hay argumentos en contrario.

Pero si conviene constatar que no es una transición a una “nueva normalidad”, porque cuando la normalidad tiene un condicionante como es el de “nueva”, deja sin valor lo de “normalidad”.

No es algo que afecta exclusivamente a la industria del juego, porque los demás establecimientos de acceso público tienen el mismo problema.

Si hay algo que están haciendo desde las administraciones en cuanto a diferenciar a la industria del juego, es el tratamiento de la aplicación de las ayudas económicas, si exceptuamos las medidas de ajuste fiscal que se han tomado por algunas Comunidades Autónomas. El acceso a los créditos avalados y otras medidas de ayuda económica excluyen a la industria del juego de manera injusta y unilateral.

Como siempre se aplica una discriminación injustificada para una actividad de ocio legítima y perfectamente asentada en la sociedad y regulada por las administraciones.

Definitivamente el plan de transición a una “nueva normalidad”, es en esencia la continuidad de una anormalidad, pero es lo que toca y se afrontará con decisión contra la adversidad.

Posiblemente sea necesaria, pero no debe a anunciarse como premio o gratuidad hacia la industria, si no dejar constancia que no significa ningún tipo de normalidad, ni nueva ni diferente, no lo es, en cualquier caso.

Por lo tanto, y como quiera, que la industria no ha sido ni la culpable ni ha podido hacer nada por evitar la pandemia, es la administracion quien debe asumir la responsabilidad de que en lo posible, esta anormalidad tenga incentivos y compensaciones para corregir esa desviación de la actividad anterior al Covid-19, para que la industria siga siendo un importante contribuidor a la economía y sociedad de la nación, desarrollando sus negocios, innovando, creando empleo y aportando impuestos y tasas para su devolución a la sociedad en las distintas prestaciones dentro de los presupuestos de cada administración.

El impacto será muy distinto por segmentos, debido las fechas de inicio de la puesta en marcha de la actividad, a las restricciones de apertura por razón del distanciamiento, capacidad de cumplimiento de los requisitos de seguridad para impedir el contagio, la recuperación de los eventos deportivos, tamaño de los establecimientos.

Teniendo en cuenta estos factores y haciendo una estimación homogénea para todo el Estado, las pérdidas de ingresos de cada segmento en el conjunto del 2020 van a ser “grandiosas” por su cuantía, y van a dejar en el camino mas negocios de los que uno quisiera.


El impacto es distinto por segmentos por las circunstancias antes indicadas y además, por la recuperación del consumo que va a ser lenta agravando el retorno de los clientes a los locales, que en su conjunto ralentizará la recuperación de los ingresos a cifras previas al Covid-19, por lo que hay que contemplar un crecimiento escalonado, tanto de afluencia de clientes como de capacidad de gasto individual.

Considerando que la apertura de los establecimientos de juego tendrá su turno en la fase III del plan de activación económica y desescalada social a finales de junio. Se ha perdido una parte importante del primer trimestre, se va a perder prácticamente todo – como mínimo el 90% del segundo trimestre, y la recuperación será lenta en el tercero con una pérdida de al menos el 70%, para conseguir recuperar, siendo optimistas, el 50% en el cuarto trimestre de 2020.

Por segmentos, los mas perjudicados van a ser las salas de bingo, muy afectados por la franja de edad de sus clientes, las máquinas en hostelería por las dificultades y restricciones de acceso que representará la reducción de aforo y medidas de seguridad, los salones de juego y casas de apuestas específicas les siguen, aún pendientes de conocer cuando podrán estar abiertas al público y que medidas de limitación de aforo se aplican, y finalmente los casinos de juego, con mucha dependencia de su ubicación geográfica, y la reducción de aforo para mantener las distancias entre los clientes.

Mención aparte merece el segmento de apuestas deportivas, al que además de las circunstancias mencionadas, está el cuando y como se van a recuperar la celebración de los eventos, primero a puerta cerrada por bastante tiempo, después de forma muy restringida de la audiencia, y veremos cuando se podrán celebrar los eventos en condiciones iguales a los de la normalidad perdida, porque la “nueva normalidad” no será normal.

No parece que se vayan a poner en marcha – si se terminan y cuantas - las competiciones de manera homogénea en las ligas principales de Europa, LatAm y EE. UU, que son las más populares entre los apostantes, la terminación de la Champions y Europa League está por ver como se van a terminar.


Por otra parte, el comienzo de las nuevas temporadas, si se empiezan, será más tarde, también en condiciones limitadas de audiencia y competición.

Igual consideraciones habría que hacer para las competiciones de baloncesto o tenis, que son los otros deportes mas atractivos para el público después del futbol.

Si el panorama para mucho comercio de ocio y entretenimiento es oscuro, para el juego presencial es negro, aunque en las próximas semanas se podrán definir mejor las perspectivas, cuando se decidan cuando y en que condiciones si se reanudan las competiciones.


El Juego Online

El juego de casino y apuestas online lleva regulado y en actividad desde junio de 2012, y sus ingresos brutos de juego en el año 2019 alcanzaron los €747 millones de Euros. Representa poco mas del 8% del total de ingresos brutos del total de juegos de azar en España, incluyendo tanto el juego privado como el público.

En el canal digital, el juego y apuestas online se ha visto y está siendo gravemente perjudicado por la pandemia, en primer lugar, también desde el 15 de marzo, el cese de los eventos deportivos en su totalidad, que supone la práctica desaparición de las apuestas deportivas, que como poco representa el 50% de las cantidades jugadas y en general más del 60% de los ingresos brutos de las compañías de juego. Y el traspaso de gasto de apuestas deportivas a los juegos de casino no han compensado la pérdida de ingresos de las apuestas.

Por lo tanto, no ha habido un incremento del gasto de juego online desde el confinamiento, simplemente un trasvase de parte de la demanda de apuestas deportivas a los juegos o verticales de casino, pero el total de los ingresos está suponiendo un descenso de los ingresos brutos de juego que oscila entre el 30 y 40% de las cifras anteriores al 15 de marzo.

Países como Italia ya han cuantificado oficialmente un descenso del 43% en el volumen de juego en el periodo desde 15 de marzo al 15 de abril.

Solo operadores que se dediquen a la oferta de juegos de casino o bingo han tenido incremento, y con las apuestas deportivas paralizadas y con un panorama incierto y oscuro, como se explica en el apartado del sector presencial, las pérdidas de ingresos en el 2020 van a ser muy considerables para el conjunto de los operadores de juego y apuestas online.

Para agravar más la situación, los responsables del juego online deciden la práctica paralización de la publicidad, la total prohibición de ofertas comerciales, bonos y de facto la comunicación con los clientes de los operadores de juego online, rompiendo el cordón umbilical que suponen estas prohibiciones para la relación de la oferta y la demanda.

La consecuencia ha sido muy clara, como dicen los informes internacionales que ya están saliendo a la luz, el traslado del consumo de la oferta de las empresas del mercado regulado a las empresas que ofrecen un producto y ofertas más competitivas desde webs “offshore”, desde las clásicas jurisdicciones no aceptadas en un mercado regulado.

Estamos hablando, no solamente de España, si no de otros países que también han adoptado restricciones en la oferta o depósitos como Latvia, Reino Unido, Suecia, Bélgica, entre otros, y ya se estima que entre un 15 y un 30% de la demanda se ha redirigido a las webs punto.com.

Como es habitual se estigmatiza el juego online y se vincula la confinación a un uso compulsivo del mismo y como consecuencia del gasto. Algo que queda totalmente desacreditado con los resultados que arrojan las cifras de juego, volumen de cantidades jugadas, ingresos brutos o GGR resultante, como conocen perfectamente los distintos reguladores y en particular el español.

En el primer trimestre de 2020, con solo 15 días desde la proclamación del Estado de Alarma, se observará un descenso relevante del gasto e ingresos en el conjunto de la actividad. Estamos hablado de un descenso del orden del 10>15% respecto del último trimestre completo antes de la paralización de las apuestas deportivas y cambio de las reglas.

Este descenso se verá acentuado en el segundo trimestre de 2020, que posiblemente estaremos hablando de una reducción del orden del 40>50% respecto del último trimestre de 2019, que fue el último completo hasta que se modificaron la oferta y reglas del juego.

La oferta de juego y apuestas online regulada en España ha sido y es un ejemplo para muchos países que están en pleno proceso de regulación, en particular aquellos países de la América de habla hispana, pero también en Europa o nuevas jurisdicciones emergentes.

Cualquier limitación o restricción irresponsable que aleje una oferta racional de una demanda responsable, provoca el desvío de parte de la demanda a una oferta que ofrezca un producto y condiciones que se ajusten más a sus deseos como consumidor.
Siempre se dice que eso no es medible. No es verdad. Se puede medir y se mide, y particularmente se puede detectar por el ente regulador con una aproximación veraz de las cifras que se desvía a la oferta no regulada offshore.


El Juego en la Sociedad

La ficción que se construye respecto de la actividad de juego, por aquellos que tienen una inquina personal o de concepto sobre aquellos que dedican una mínima parte de su presupuesto a apostar o jugar dentro de la oferta presencial u online, es lamentable, por utilizar un término amable, además de injustificada y demagógica.

La sociedad adulta es mayor de edad para casi todo menos para decidir si puede o no dedicar una parte de su presupuesto a divertirse accediendo apostar o jugar de una manera responsable.

No se sostiene en ninguna circunstancia, la discriminación y el ataque incoherente sobre una actividad aceptada socialmente por la mayoría que respeta la libertad individual sea o no “practicante”, que ejercita esa libertad tomar parte o mantenerse al margen.

Esto viene a cuento, no por el cierre de los establecimientos de juego presencial que posiblemente era necesario, si no por la actuación que con carácter general tienen los responsables de las administraciones - no todas de igual tenor – respecto de “desigualar” - el trato de los negocios de juego perfectamente regulado, de cualquier otro tipo de negocio, y en especial aquellos más cercanos como son los de ocio y entretenimiento.

Son actividades perfecta e igualmente reguladas y no tienen por qué aplicarse distintas varas de medir a la actividad de juego respecto de otras.

Repetir que el 99,7% de los consumidores de actividades de juego lo hacen con total responsabilidad y normalidad ya es una obviedad, pero debiera hacer reflexionar a los que “fustigan” a la industria de manera indiscriminada y sin argumentos que justifiquen sus afirmaciones y medidas.

La industria del juego necesita, quiere y demanda recuperar la “normalidad”, en primer lugar, esa “normalidad” que es el tratamiento equitativo por las administraciones responsables de su regulación, porque a la “otra normalidad”, ya tratarán de ajustarse los profesionales del sector, siempre que se pueda llevar a cabo en las mismas condiciones que cualquier otra actividad que ha sido paralizada, y con las mismas ayudas e incentivos económicos y fiscales que cualquier otra actividad de ocio y entretenimiento.

La reactivación de la industria del juego en una situación de crisis económica y social

El escenario socio económico que ha provocado la pandemia, nos lleva a una recesión profunda que representa un reto para el Gobierno de la Nacion, y que afecta muy gravemente la posibilidad de una reactivación de la economía en general y en particular de la industria del juego, como pasa con las demás actividades.


Ya se están manejando datos reales y no estimaciones de las consecuencias socio económicas de esta pandemia en España, el Gobierno estima una pérdida de ingresos de impuestos de más de €27,5 mil millones de euros (aunque el Colegio de Economista lo aumenta a €40 mil millones de euros), con una estimación del incremento del déficit público hasta el 115,5% del PIB, y se baraja la necesidad de un rescate de las instituciones europeas del orden de €150 mil euros… Ya veremos.

Se constata un descenso del 5,2% del PIB solamente por el impacto del primer momento de la confinación y cuasi paralización de la economía, se agrava cuando la estimación de la Ministra de Economía sitúa ese descenso en el 9,2% menos del PIB para finales del 2020, y una estimación optimista de que el desempleo alcanzará (según el Gobierno), al menos el 19%, también a finales de este año.

No es algo exclusivo en España, hoy mismo Francia ha anunciado que ha descendido un 5,8% su PIB en este periodo inicial del impacto de la pandemia, pero con un entorno distinto.

Esto quiere decir que, con carácter general, todos los países de nuestro entorno van a tener un impacto entre el menos 4% y el 13% de descenso de su PIB en el año 2020.

Las consecuencias en España se van a notar principalmente en el consumo nacional, además de lo que supone la que va a ser tardía y lenta recuperación del turismo (el 14,6% del PIB y 2,8 millones de empleos según la WTTC), que ya estima perderá más del 70% de sus ingresos aportación a la economía nacional (€176 mil millones de euros en 2019) para el ejercicio del 2020, siendo muy optimistas; y la industria manufacturera, como puede ser la fabricación de automóviles (el 8,6% del PIB y c. 600 mil empleos en 2019), cuyo 50% ha sido la exportación en los últimos años, estima un descenso del 40% respecto de sus cifras de 2019, además del descenso del consumo interno que es estima en un porcentaje equivalente al final del 2020.

Estos dos ejemplos se pueden extrapolar a las grandes superficies y centros comerciales, hostelería en general de pequeños y medianos establecimientos (hay 270.000 establecimientos de hostelería en España con 1,3 millones de empleos en 2019). Impacto de, al menos, un 50% sobre su actividad hasta finales del 2020.

Centros comerciales y grandes superficies emplean a más de 900 mil personas y facturan más de 60 millones de euros, y el comercio minorista emplea a más de 1.4 millones de personas y factura por encima de los 80 mil millones de personas – datos de 2019. Impacto estimado del 40% sobre su actividad hasta finales del 2020. Se salva su área de alimentación.

Solo mencionando estos importantes sectores de la actividad económica y su peso en el PIB nacional y en el empleo, se puede hacer una estimación del importante “roto” que la pandemia ha producido y seguirá produciendo en este periodo de transición de duración indefinida que nos espera sin un medicamento que remedie o vacuna que prevenga el Covid-19, al menos en un periodo de 12 a 18 meses.

Por otra parte, la industria del juego presencial va a perder - como he estimado en un estudio anterior - en el mejor de los casos del orden del 60% de sus ingresos brutos en el año 2020, si se comienza una lenta reactivación a partir del final del primer semestre o principios del segundo, tomando como referencia el año 2019; decenas de miles de empleos y al menos €2 mil millones de aportación a la economía del país a través de toda su cadena de valor, además de su contribución al erario.

Con estos datos, provisionales; ya irán saliendo otros más definitivos; no vamos a recuperar la “nueva normalidad” – si se consigue el remedio médico definitivo – hasta más allá de finales del 2021, o durante primera mitad del 2022, aunque no se prevé recuperar el nivel de riqueza previo a la incursión del Covid-19 hasta el año 2023.

Es muy diferente a la crisis financiera del 2008, por que fue una crisis financiera y cuyo impacto afectó directamente a la liquidez de familias, empresas y especialmente a los bancos.

Esta situación nos coge; aunque ya en un ligero deterioro; recuperados de los males que comenzaron el 2008; a los bancos con mejor liquidez; pero la brutalidad del impacto sobre el consumo con el cierre abrupta de la actividad, tendrá una recuperación lenta y más larga de lo deseable, con reducción de la capacidad adquisitiva media, incremento de la cantidad de parados a cifras de 5>5.5 millones de personas - (20>21%) – (el Gobierno prevé un 19%) - el consiguiente impacto en el consumo que ralentizara su recuperación.


Ejemplo del descenso del consumo durante el Covid-19

Un estudio llevado a cabo por el profesor Velasco M. Carvalho dentro de un equipo de investigación de la Universidad de Edinburgo y el Imperial College patrocinado por el BBVA, refleja en tiempo real la evolución de la economía española durante la presente crisis del Covid19. Para ello tienen acceso al universo de las transacciones del BBVA durante los tres primeros meses de 2020 y el periodo desde que nace la pandemia del Covid-19 en España y se adoptan las decisiones de confinamiento y restricciones de movilidad.

El estudio en la primera fase del periodo de confinamiento refleja el abrupto y persistente descenso de la actividad, medido en términos de gasto, que baja un 50% durante el confinamiento.


Como se ha dicho, va a depender mucho de las medidas económicas que adopte el Gobierno y las “ayudas” de las instituciones dependientes de Unión Europea, Banco Central Europeo, y otras instituciones internacionales que han acordado algunas y están en fase de aprobación de otras medidas cuyo alcance y condicionado condicionaran las posibilidades del Gobierno en la adopción de sus medidas de “reanimación” de la economía. El Gobierno no descarta acudir al MEDE Mecanismo Europeo de Estabilidad en modo rescate. Serán clave las decisiones de la Comisión Europea en las próximas semanas. El 7 de mayo presentará sus propias económicas actualizadas, y el 20 de mayo formulará sus recomendaciones de política económica a todos los países de la UE.

El gobierno seguirá haciendo números para ver cómo puede cuadrar las cuentas, teniendo en cuenta que su borrador presupuesto para 2020 que quería aprobar rápidamente, preveía un incremento de ingresos (impuestos) de €5,6 mil millones de euros, ya cuestionado por el Banco de España y que se antoja mucho más difícil en estos momentos. Pero al contrario que la Ministra de Economía, la Ministra de Hacienda y el propio Pedro Sánchez parece que siguen pensando en aplicar nuevos o más altos impuestos a las grandes empresas y clases altas, aunque aparentemente no como impuesto a las nuevas fortunas como proponía Unidas Podemos, ya veremos como. En cualquier caso, estas medidas no podrían implantarse hasta el 2021. Se piensa asimismo en acelerar la puesta en marcha de impuestos a las transacciones financieras, y determinados servicios digitales como las tasas Tobin y Google, pero también va a chocar con los tiempos parlamentarios y no va a ser posible hasta finales del 2020.

A todo esto, falta ver cómo termina el intento de un acuerdo tipo “pactos de la Moncloa”, a través de la comisión de recuperación que ha sido puesta en marcha de manera unilateral por los partidos que comparten gobierno, pero que se va a encontrar con dos políticas económicas cuasi antagónicas ideológicamente, cuando lo que se necesita es pragmatismo y renuncia a las ideologías para encontrar un espacio con medidas económicas que favorezcan la recuperación de la economía, reactivación de las empresas, la producción y de la capacidad adquisitiva de los ciudadanos para con todo ello se pueda reactivar el consumo y favorecer los ingresos fiscales, factores clave para que esa recuperación se produzca con mayor rapidez y solidez.

Así que mucho va a depender de las recetas ideológicas con que se trate la “enfermedad” socio económica del país, por lo que se hace necesario una despolitización de las soluciones y adoptar medidas pragmáticas y muy dirigidas a recuperar la economía de la “UCI” donde se encuentra, por lo que no han de faltar “respiradores económicos” que reduzcan ese periodo de estancia en el suelo de la U, porque cuanto más se mantenga más difícil será alcanzar la “subida” hacia la normalidad.

Esperemos que al contrario de los términos que se utilizan para calibrar la situación de la pandemia, hayamos alcanzado pronto el valle o lecho de la U, para desde ahí buscar con la mayor rapidez posible el ascenso hacia el vértice del lateral de esta. Desde luego no se espera una recuperación en V, aunque si puede haber varios suelos en ascenso de la segunda pared de la U.

Mientras tanto la industria del juego, toda – particularmente el sector presencial – va a tener por desgracia, una “resurrección” lenta y dura-dera, teniendo en cuenta del derrumbe de la economía del país en una profunda recesión y la quiebra del consumo, pero que tendrá un final feliz, lo que ya de antemano aplaudo, porque necesitará ánimo y mucha confianza en su capacidad profesional para afrontar el reto más importante y difícil de su recorrido empresarial.

El futuro para la industria del juego en España, incierto pero inseguro, si nos atenemos a como nos tratan las administraciones, y optimista si tenemos en cuenta la resiliencia y capacidad profesional y humana de las empresas y personas de la industria.

Eduardo Morales
1 de mayo de 2020


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