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 Otra lección de historia de Máximo López, Director de Juego de CyL:
"El juego de las chapas en Aranda de Duero"

 
Máximo López Vilaboa, Director de Relaciones Institucionales y regulador de Juego de Castilla y León, ha publicado un magnífico artículo en el Diario de Burgos sobre el tradicional juego de las chapas, una tradición de la Semana Santa en Aranda.
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Con sus palabras, Máximo López Vilaboa es capaz de transportarnos a una historia apasionante de una práctica arraigada en la población de la zona y que demuestra que el juego forma parte de esas actividades inherentes a la naturaleza humana.



Ofrecemos el ARTÍCULO ÍNTEGRO.

EL JUEGO DE LAS CHAPAS EN ARANDA

El tradicional juego de las chapas se viene celebrando desde tiempo inmemorial en Aranda durante la Semana Santa, rememorando el sorteo que los soldados romanos hicieron de la túnica de Cristo antes de la crucifixión. Adelfo Benito y Santos Arias de Miranda en su libro “Cosas del siglo pasado” (1936), cuando reviven recuerdos de infancia en Aranda durante el último tercio del siglo XIX, nos cuentan del Jueves Santo que “lo celebraban todos de distinto modo y manera, puesto que a más de los oficios mañaneros se reunían por la tarde en alguna huerta las personas graves, y los que no lo eran tanto, a jugar a las chapas, costumbre, no sabemos por qué, seguida en Castilla en estas fechas”.

Esa zona de huertas es ahora el barrio de Santa Catalina. Actualmente se sigue jugando con monedas de aquella época, de una 'perra gorda', las de 10 céntimos de Alfonso XII. En ocasiones se pinta una cruz o aspa en el reverso para que los presentes puedan ver con más claridad si ha caído cara o cruz, también conocida como lis. El juego de las chapas es sencillo, se lanzan dos monedas al aire con la posibilidad de que salgan dos caras o dos lises, que es lo que hace ganar la partida ya que si sale cara y lis no gana nadie y se repite.

El lugar en el que se desarrolla el juego es el corro alrededor del baratero, al que en Aranda también se le llama “chapero” o “chapista”. Durante décadas las chapas se han movido entre la ilegalidad, la clandestinidad, la tolerancia controlada haciendo la vista gorda o, tras la legalización del juego en España, un sistema de autorización sujeto a una serie de estrictas condiciones. Actualmente es un Decreto de la Junta de Castilla y León de 17 de enero de 2002 el que lo regula. De hace 159 años tenemos constancia de un conflicto sucedido en la localidad ribereña de Fuentespina por la organización ilegal del juego de las chapas. Según la documentación oficial, se cuenta que “varios mozos de la villa de Fuentespina, entre los que estaba un hijo del alcalde del pueblo, cobraron el barato en el juego de chapas que allí hubo el día 31 de mayo de 1863, cuyo juego y cobranza del barato autorizó el expresado alcalde, hasta oponerse a que impidieran el abuso unos guardias civiles que trataron de hacerlo”. El barato es el dinero que se da a los organizadores de las chapas por parte de los que ganan.

A raíz de estos hechos “el 19 de junio siguiente, se promovió en el pueblo un alboroto entre los mozos con motivo de negarse los que tenían el producto del barato exigido a repartirlo entre los demás”. Finalmente son detenidos los mozos, incluyéndose un hijo del alcalde. Intervendrá el gobierno civil procesando al alcalde por los delitos de usurpación de atribuciones y exacciones ilegales, al haber autorizado el juego de las chapas y consentido “que ciertos mozos del pueblo, entre los que estaba su hijo, cobrasen el barato en juegos de azar prohibidos por la ley, que debió ser el primero en hacer respetar”.

En el semanario “El Duero” de 7 de febrero de 1925 se hace referencia al juego de pelota que se practicaba Aranda, en el Corralón junto al Ferial, donde también se solía jugar clandestinamente a las chapas. Se dice que ahí “tienen guarida los chavales, donde encuentran su esparcimiento, especialmente los domingos con el juego de moda del cuadro, lícito sustitutivo de las chapas. Se puede observar que las frases obscenas que antes abundaban en los lances de la partida de las chapas han disminuido notablemente, quién sabe si hasta para poder dar ejemplo”.

Durante el Régimen de Franco estuvieron prohibidos los juegos de azar aunque se siguió jugando de manera clandestina. Con el restablecimiento de la democracia y la despenalización del juego volvió cierta tolerancia hacia las chapas. Según podemos leer en Diario de Burgos, en 1981 se hace constar que en Aranda “se cuenta con una tradición muy antigua que es la del juego de las chapas precisamente los días Jueves y Viernes Santo, cruzándose grandes cantidades entre los aficionados a esta clase de juego, por regla general no apto para cardiacos, pues ha habido años en que el corazón ha fallado a algunos de los aficionados y han llegado a perder la vida en esos días. Como muestra de lo que decimos, diremos que, según nos han contado, este año, el día de Viernes Santo, hubo un forastero que ganó más de 400.000 pesetas, lo que viene a demostrar lo que decimos”.

La madrugada del Domingo de Pascua de 1982 cuatro enmascarados armados irrumpieron en una nave que servía de almacén de patatas en el Polígono Industrial donde se estaba jugando a las chapas. Se apoderaron tanto del dinero en juego como del que llevaban los jugadores encima y varios objetos de valor. Incluso hicieron desnudarse a los presentes a los que habían conminado a tirarse al suelo con las mismas palabras de Tejero de un año antes, que tanto se popularizaron. Al ser el juego de las chapas algo ilegal, y más en las grandes cantidades que allí se jugaban, no se formalizó ninguna denuncia y sólo se supo a través del comentario de calle, al que se acompañaba alguna relación de presuntos asistentes.

Al año siguiente, Diario de Burgos hacía el siguiente relato sobre las chapas de 1983, se había empezado a jugar mucho detrás del cuartel de la Guardia Civil, en las eras, para disuadir a posibles atracadores: “Desde el mismo miércoles por la noche grupos de personas apiñadas en las eras tras el ambulatorio, o reunidas en clandestinas cocheras del Polígono o Santa Catalina han renovado durante esta Semana Santa la vieja costumbre de jugar a las chapas. Después del atraco del año pasado en el que un grupo de personas armadas irrumpieron en el local donde se efectuaban las apuestas, llevándose medio millón de pesetas. Las medidas de protección se han hecho notar sobre todo entre los que practican este antiguo juego en locales cerrados.

Estos a veces de nombres muy conocidos en Aranda, suelen jugar fuertes sumas de dinero, por lo que el acceso a las cocheras está controlado. En las eras, por el contrario, se apuesta poco pero se juega como antaño. En torno a esta vieja costumbre, hay toda una serie de hábitos y supersticiones alimentadas por los chapistas”. Lo cierto es que las cifras del atraco de 1982 fueron bastante mayores de esas que se señalan en prensa y la rumorología de entonces habló de varios millones de pesetas. A raíz de esto proliferaron en Aranda cinturones a los que guarnicioneros locales habían puesto un doble fondo para guardar el dinero sin que se notase.


Máximo López Vilaboa


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