En su acostumbrada intervención en el marco del Congreso de ANESAR, Juan Lacarra, secretario general técnico de la asociación, ofreció una reflexión profunda sobre la evolución normativa del sector del juego en España, los retos actuales y las propuestas para avanzar hacia un futuro más sostenible y equilibrado.
Inició con una invitación a la reflexión “¿Estamos regulando para proteger? ¿A quién? ¿Con eficacia?”.
Mirada al pasado
En la primera parte de su ponencia, Juan Lacarra destacó el valor en las cuatro décadas de trabajo de ANESAR en materia normativa y recordó los primeros pasos tras la dictadura. En este sentido, resaltó que “el reglamento provisional de aquella época se parece mucho al actual en definiciones y estructura jurídica”. Pese a sus imperfecciones, afirmó que este marco permitió el crecimiento económico del sector, el cual mantiene un índice muy bajo de incidencias y un juego problemático que sigue disminuyendo. Algo que sin duda también “habla bien de los usuarios y del sector”.
Cambios y desafíos
La segunda parte de su exposición se centró en los retos actuales. De esta manera, denunció que la evolución de la normativa reciente ha derivado en una situación problemática donde no todos juegan con las mismas reglas.
Asimismo, advirtió que el sector privado ha estado sometido a relatos y mantras sobre las ubicaciones que han quedado desacreditados, pero cuyas consecuencias persisten, de modo que pequeñas y medianas empresas enfrentan muchas dificultades para desempeñar su actividad económica.
Juan Lacarra también aprovechó la oportunidad para denunciar una explosión normativa que, lejos de ordenar la actividad, ha creado una espesa maraña de obligaciones que absorben recursos y tiempo: “Da la sensación de que pasamos más tiempo haciendo papeles que trabajando”. Criticó medidas como el control de horarios, que considera ineficaces frente a un juego online disponible 24 horas, y subrayó la urgencia de normalizar los medios de pago.
Defendió el control de acceso como una medida verdaderamente eficaz para proteger a los usuarios vulnerables, pero lamentó las trabas legales para implementar soluciones como la biometría, que ofrecerían mayor seguridad frente a fraudes.
Consecuencias
El secretario de ANESAR no ocultó la preocupación del sector: “Hace poco luchábamos por no desaparecer”. Recordó las amenazas de cierres masivos por las restricciones de distancias a centros educativos y señaló que muchos asociados confiesan un año difícil en términos de facturación. “Cada cambio normativo implica pérdidas económicas inmediatas”, alertó.
A todo ello se suma un efecto perverso: la cantidad de normativas restrictivas está incentivando el juego ilegal, fuera del control de las autoridades.
Propuestas
Como cierre de su ponencia, Juan Lacarra defendió la necesidad de cambiar el enfoque normativo hacia leyes y reglamentos que también protejan la actividad empresarial, equilibrando la atención entre los colectivos vulnerables (el 0,2 % de la población) y el 99,8 % restante de usuarios y empresas. Dicho en sus palabras: “no se trata de medidas efectistas sino de normas eficaces que permitan un juego seguro y responsable”.
El secretario general técnico abogó por fortalecer el trabajo conjunto entre empresas y asociaciones como ANESAR para elaborar argumentos sólidos y mantener un diálogo constructivo con los reguladores. “Hemos aprendido a trabajar con políticos, expertos en comunicación y asociaciones para explicar y convencer de nuestras posiciones”, subrayó.
Y concluyó: “no nos puede dar lecciones nadie, menos quienes se refugian en frases hechas, es momento de retomar el activismo dialogante, sereno, reivindicativo y amable”.
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