El año 2015 supuso un fuerte golpe en la confianza de un sector que de ya llevaba un tiempo perdiendo importancia en el ámbito del juego en internet: el
poker online. Y es que además de un sinfín de factores externos como la fiscalidad o el impacto de fusiones corporativas así como el repunte del sector de las apuestas deportivas, el poker en internet fue objeto de constantes ataques por parte de "ciberterroristas" que provocaban la desconexión masiva de los jugadores que estaban en las mesas de los operadores de
poker online líderes del mercado. Evidentemente, y especialmente en mercados regulados, la desconfianza por parte de jugadores y la dificultad de gestionar estas crisis por parte de los operadores, sembraron dudas en los jugadores.
Caída del servidor de PokerStars el pasado martes
La caída masiva del software de
PokerStars tanto a nivel mundial como en los diferentes mercados regulados en la madrugada del martes al miércoles (precisamente en uno de los momentos más críticos de la semana ya que se disputa un torneo de alto buyín frecuentado por los mejores jugadores del mundo y que por consiguiente tiene una gran visibilidad en redes sociales como twitter) ha vuelto a rememorar esos tiempos donde la seguridad del sector estaba en entredicho. A pesar de que los ciberataques son mucho más habituales y afectan por igual a toda clase de empresas (esta misma semana la red social rusa
ВКонтакті o incluso
Hotmail han visto interrumpidos sus servicios de forma similar), el poker online -especialmente cuando los problemas técnicos afectan a
PokerStars- se pone en alerta máxima.
Mayor transparencia
Ya no ocurre como en 2014 o 2015, cuando los operadores trataban de ocultar la evidencia y se limitaban a definir como "problemas técnicos" las caídas masivas en los servidores. Ahora, tras incluso resoluciones judiciales en las que se sentenciaba a piratas informáticos por quedar demostrado que atacaban intencionalmente a operadores de juego mediante ataques denominados DDoS (que consisten en provocar que los servidores no respondan debido a un masivo número de peticiones de respuesta al mismo tiempo), ya no es un tabú hablar de esta situación. Además, la transparencia en redes sociales y en comunicaciones de prensa a la hora de informar al cliente ha mejorado bastante.
Mejoras en los sistemas de seguridad
Es una evidencia que los operadores han reducido drásticamente el impacto de estos ataques DDOS. En los últimos meses, la inversión en ciberseguridad ha sido una de las tendencias más evidentes en el sector y los problemas técnicos se han reducido de forma significativa. Algo sumamente necesario ya que las consecuencias de la inactividad o los problemas técnicos para una sala de poker son demoledores: se paran torneos que estaban en juego, se interrumpen miles de manos en sit&go y partidas de cash por lo que se pueden dar ganadoras manos con mucho dinero en juego y que no han podido transcurrir de forma natural, quejas y reclamaciones masivas que saturan al Servicio de Atención al Cliente durante días, reintegros de cantidades enormes en concepto de compensación y una crisis de comunicación que con el auge de las redes sociales se multiplica sobremanera.
De hecho, en 2016 hubo notas de prensa por parte de operadores y declaraciones de portavoces importantes cómo Michael Josem (
PokerStars) afirmando que de la batalla contra los ciberataques, las
salas habían finalmente resultado victoriosas.
Condenas a piratas informáticos
De forma paralela, la justicia también presionaba a algunos piratas informáticos. Aunque normalmente se trataba únicamente de perfiles modestos, es decir jóvenes que desde sus casas conseguían atacar a operadores de forma limitada en el tiempo. Es el caso de un chico de Reino Unido que con tan solo 17 años quedó demostrado había atacado a
PokerStars. Asimismo, en enero de 2016 un grupo organizado que utilizaba DeepWeb para dirigir sus ataques e intentaba chantajear a operadores (pidiendo dinero a cambio de dejar de atacar sus servidores) también dejó de actuar debido al papel de la justicia, que
mandó detener a dos de sus miembros, ubicados en Bosnia.
Protegerse de los ciberataques: ¿misión imposible?
Los operadores no disponen ni de las competencias ni de los mecanismos para hacer frente a los hackers, por lo menos para garantizar su total desaparición. Y es que la complejidad tecnológica que se requiere principalmente para mantener una oferta de juego online especialmente en mercados regulados (donde demás de integrar cajeros, programas de fidelización, o afiliados se debe permitir el acceso en tiempo real a organismos reguladores que puedan verificar la identidad de los jugadores que se registran) hace casi imposible blindarse de estos ataques. Lo que está claro es que la protección de datos y la seguridad de los fondos de las cuentas está 100% garantizada y que no se discute, pero en cuanto a la posibilidad de causar molestias como las provocadas por los ataques DDOS (desconexiones, imposibilidad de acceder al programa, errores de acceso...) es algo muy difícil de hacer desaparecer y los jugadores parecen ya haberlo asumido.
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