Jacqueline Mecinas.- ¿Cuál es tu posicionamiento ante la industria del juego privada? ¿Qué sensación tienes como ciudadano?
Francisco de la Torre.- Evidentemente el juego cubre una demanda, hay gente que quiere apostar y quiere jugar, y seguramente es inherente a la naturaleza humana. Esto se puede hacer desde el Estado o desde el sector privado. En Europa, donde hay libre competencia, y donde se innova también en dar satisfacción a esa necesidad de algunos que quieren jugar (en mi opinión es una parte fundamentalmente del sector del ocio), es lógico que haya iniciativa privada. Ahora, esto tiene que estar regulado porque en algunos casos si se deja sin control puede dar lugar a estafas, puede dar lugar a que algunas personas satisfagan esa necesidad de una forma compulsiva, que podríamos decir que es contraria a su salud, y estaríamos hablando de ludopatías y por tanto tiene que tener un sistema de control. Y luego, tanto la parte pública como la privada cuando compiten deben no solo cumplir las leyes sino pagar los correspondientes impuestos. El marco debe ser equilibrado para que haya una oferta privada que pueda competir, y esto no es solo la opinión de Ciudadanos sino también la normativa europea que tenemos, que hace que sea un sector que debe estar sometido a un control especial, pero donde puede haber iniciativa privada.
J. ¿Cuál es su percepción personal? ¿Ha jugado alguna vez?
F. Alguna vez, pero no soy jugador habitual. Sí me parece que es razonable que haya esa oferta, en algunos momentos te apetece apostar y entiendo que debe existir, pero que debe estar controlada. Por ejemplo a mis hijos de nueve y once años no debería llegar, no se les debería permitir. De hecho creo que, afortunadamente, no se les permite. Si un día se escapan y se quieren meter en un salón de juego, se les tiene que prohibir la entrada.
J. ¿Cree que se respeta y que los salones de juego cumplen?
F. Creo que cumplen, sí. De hecho lo he visto, por la calle. Que un niño intenta entrar y se le pide el DNI. Y esa me parece que es la forma correcta de hacer las cosas. Si un señor quiere jugar a la máquina tragaperras me parece bien, pero lo que no podemos hacer es permitir libremente el acceso de un niño de 14 años, para que luego se enganche, sea un enfermo… Yo creo que ese planteamiento no le conviene a nadie. Tampoco a la propia industria, que cree en hacer una oferta y seguir estando en el sector del juego. Una oferta a largo plazo, y no un sitio donde, al no respetar las normas, al final no sea sostenible.
J. ¿Qué le parece el juego online? Com sabe el juego online sí se puede anunciar, las máquinas presenciales, no; pero sí slots online y apuestas online. ¿Qué te parece esta sobreexposición de la publicidad de juego online? ¿O cree que no la hay?
F. Creo que habría que darle una vuelta a toda esta cuestión porque el marco de juego debe ser equilibrado, tanto online como no online. Esto pasa en todos los sectores: hagas las cosas físicamente o a través de la red, las reglas tienen que ser las mismas. Si no, creamos agujeros y puertas de escape. ¿A qué me refiero? Si tiene que haber un control para que un menor no entre en un salón de juegos también tiene que haber un sistema para que no pueda apostar a través del móvil. De hecho es todavía más importante que haya ese sistema, porque es más fácil acceder a un móvil, bien de sus padres o que lo tengan ellos, que que puedan entrar físicamente en un salón de juego. En este sentido las reglas deben ser similares porque luego los efectos negativos que puede tener el juego también ocurren online. Hay ludopatía por apuestas deportivas online, por ejemplo, al igual que ocurre con los salones de juego. Tendremos que examinar si el marco publicitario actual es equilibrado, tanto para la industria como, sobre todo, para proteger a aquellos consumidores más vulnerables. Me refiero fundamentalmente a los menores. O potenciales consumidores, ya sé que no deberían serlo.
J. ¿Piensa que esa exposición publicitaria ha perjudicado a la industria presencial, a la oferta de toda la vida en bares, salones de juego…? ¿Se ha perjudicado la imagen de la industria?
F. Eso puede haber ocurrido, porque cuando te encuentras escándalos en la industria del juego en términos generales eso puede afectar a la imagen de todos. La entrada en un casino está muy regulada y sin embargo al póker online puede jugar casi cualquiera, por eso digo que habría que intentar ver si nuestra legislación se puede mejorar y adaptar al mundo del siglo XXI.
Aunque eso no es exclusivo del sector del juego. Ha ocurrido por ejemplo con la fiscalidad, hasta hace unos años las empresas del juego online no pagaban impuestos en España, esa es la realidad. Ahora han empezado, pero es que le ha ocurrido a otras empresas en otros sectores. En las grandes multinacionales tecnológicas apenas pagan impuestos, y son las empresas que más dinero ganan del mundo. Entonces esta imagen de que el juego no tributa es básicamente injusta. Y a veces… En el caso de la tributación, se distingue con más claridad, pero por ejemplo en el caso de las ludopatías, o las estafas, esos problemas que se focalizan en España básicamente en el juego online, acaban repercutiendo en la mala imagen del sector. Y yo creo que los legisladores tendríamos que intentar adaptar la normativa al siglo XXI, como única manera de que podamos tener un sector de juego que no sea nocivo, en primer término, y en segundo lugar que sea sostenible.
J. A usted le consta que las empresas privadas de juego aportan mucho a las arcas autonómicas. ¿Cree que hay que preservar esa industria o protegerla? ¿Intentar que tenga un equilibrio con el juego público? ¿Hasta qué punto le da usted importancia a la industria privada del juego?
F. Yo creo que tiene que haber una oferta privada. No es que tengas que preservarla. Es decir, si hay demanda, y si esa demanda es lícita y razonable, lo lógico es que haya una oferta que se ponga en marcha para satisfacer esa necesidad. Si fijamos unas normas de juego que no permitan la iniciativa privada, esta necesidad se atenderá mal, o al final se acabará yendo hacia guetos, o hacia zonas donde se escapan al control de la ley, donde no se pagan impuestos. Por tanto el marco debe ser equilibrado, básicamente porque luego las administraciones públicas pueden ofrecer juego pero es que a veces lo hacen… A veces lo hacen bien, Loterías del Estado a todo el mundo nos gusta… o hay una demanda masiva de juego, por ejemplo del sorteo de Navidad, pero otras veces intentan replicar ese esquema y no sale bien. Y entonces creemos que para satisfacer esas necesidades de algunos tiene que haber un sector de juego, y tiene que tener una iniciativa privada. Y evidentemente, si queremos que esa iniciativa se haga legalmente y pague sus impuestos tiene que tener un marco de juego equilibrado, y no se puede confiar en que te lo haga todo el sector público. Al menos no desde la perspectiva de un partido liberal como Ciudadanos.
J.- Se ha demostrado además que la Quiniela es un juego público que ha perdido totalmente su hegemonía. En esto el juego privado ha tomado ventaja y son mucho más eficientes y competentes a la hora de ofrecer apuestas. El juego privado es mucho más potente, más efectivo, y más atractivo también, ¿no le parece?
F.- Puede ser más atractivo, puede haber mejores ofertas… y al final lo curioso es que el porcentaje de premios y la satisfacción que tienen puede ser más elevada en el caso de las apuestas privadas y puede dar más versatilidad de apuestas, y ese es el éxito que han tenido frente al sistema de quiniela. En otros casos el sector público ha podido ser más competitivo pero en esto, obviamente esa competitividad no se puede forzar solo a base de ventajas fiscales. Yo creo que ahora mismo la situación es un poco más equilibrada, en la medida en que efectivamente en las apuestas privadas se pagaría IRPF pero por otra parte te puedes deducir las pérdidas, y por otra parte, en el caso de la lotería hay un impuesto y ahí no te puedes deducir las pérdidas. Bueno, la situación ahora creo que es más equilibrada que hace unos años.
J. Le consta que SELAE y la ONCE están intentando introducir juegos en terrenos que han sido siempre de competencia autonómica. Como en los bares, donde están intentando meter productos de rasca online… Creo que Fenamix incluso ha tenido con usted una reunión para abordar este tema. Ellos piden nuevos juegos pero también en sus locales. SELAE y ONCE quieren introducir estos rascas online en supermercados y en bares. ¿A usted qué le parece esta pretensión de SELAE? Han hecho incluso encuestas entre los usuarios de Loterías y apuestas de Estado para para valorar esta implantación. Parecería por un lado una invasión de competencias autonómicas y por otro una sobreoferta, en locales en que hay menores…
F.. Me parece lícito, igual que el sector privado puede plantear promocionar nuevos juegos, me parece razonable que también SELAE plantee nuevos juegos. Hasta aquí esto es razonable. En cuanto a los canales de distribución, deben respetar la normativa y hacer las cosas con sentido común. En un supermercado entra todo el mundo, no puedes pedir que pidan el DNI para comprar un kilo de harina. Entonces colocar allí una máquina que permita jugar, sea del Estado o no, tiene que autorizarla el Estado. Es una concesión administrativa porque es un sector especialmente regulado. Por lo que no tiene sentido que haya una máquina de nadie en un supermercado, para un juego inmediato y demás, similar al que tienes en un salón de juego. Así que o el supermercado cumple la normativa de los salones de juego o esto no tiene sentido. En el caso de los bares, pues depende del bar. De la normativa y del acceso al bar que tengas. Así que creo que no está suficientemente estudiado, pero en cualquier caso, un juego inmediato tiene sus limitaciones y tiene que venderse a través de unos canales que garanticen que un ludópata no puede jugar, y un menor tampoco. Eso es lo que nos parece a nosotros.
Una cosa es la implantación de nuevos juegos que habría que ver exactamente cómo son, es una iniciativa en la que puede innovar el sector privado igual que el público, y otra historia es la cuestión de los canales de distribución, que obviamente deben estar controlados y deben cumplir todos las mismas condiciones. Igual que antes hablábamos de que el juego online debe tener las mismas reglas, en el juego físico la distribución de juego pública o privada debe garantizar. Una administración de lotería se supone que no le vende a menores, y un salón de juego tampoco. Pues cuando estamos hablando de un supermercado, si no puedes controlar que no se venda a menores, cosa que me parece bastante lógica, que no lo controlen… Que ya te digo, mi hijo se puede ir al supermercado a comprar un bote de harina, creo que no se le debe exponer al riesgo de que haya una máquina tragaperras, igual que no le dejan entrar en un salón de juegos.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
