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Opinión

La innovación en el sector del juego: El juego y la inteligencia artificial

Hace ya bastantes años IBM nos sorprendió con un supercomputador llamado Deep Blue, que batió al campeón del mundo de ajedrez Gari Kasparov, a la segunda contienda. Deep Blue era un ordenador con capacidad de procesamiento paralelo masivo, capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo. Lo que demostró IBM es, que un ordenador no inteligente –sin inteligencia artificial-, con una enorme fuerza bruta de cálculo y una inmensa base de datos de partidas de ajedrez, era capaz de ganar al mejor ajedrecista.

Deep Blue se asemejaba más a la teoría del mono infinito, que dice que un grupo de extenso de monos con máquinas de escribir en un tiempo infinito, podría crear las obras de William Shakespeare aleatoriamente.

Existen diversas teorías sobre porqué perdió Kasparov. Algunos hablaron de un bug del software, que habría provocado un movimiento inesperado, lo que habría desatado un sentimiento de inferioridad en el humano. El mismo Kasparov pidió todos los registros de las partidas a IBM, porqué sospechaba que detrás de Deep Blue había intervención humana. La no aceptación de un sacrificio de peón en determinadas circunstancias y después de haber estudiado concienzudamente todos los programas de ajedrez de la época, le hizo sospechar. Lo cierto es que IBM nunca entregó los registros. Y ahí se abrió la duda.

Esta duda existencial de Kasparov es en la que está basada el Test de Turing: ¿será un ordenador o será un humano? Esta prueba fue ideada por el matemático Alan Turing, y sirve para trazar la línea que separa un ordenador incapaz de pensar y actuar como un humano, del que sí que lo es. Y varios programas dicen haberlo superado, aunque hay cierta controversia.

Hace pocos años IBM volvió a la carga con un nuevo concepto de computación cognitiva. Con un ordenador llamado Watson. Este sí que es inteligente e incluso sabe hablar. Entiende a los humanos. Watson lo demostró públicamente al ganar en 2011 el popular concurso anglosajón Jeopardy, contra los mejores ganadores del mismo.

El año pasado el programa de Google AlphaGo basado en Inteligencia Artificial ganó a Lee Sedol, campeón del mundo del juego Go. Fue una auténtica derrota para la humanidad. Las reglas del Go, creado hace unos 2.500 años en China, son relativamente sencillas, pero la estrategia es muy compleja. En un tablero con 361 intersecciones o áreas es imposible para una computadora calcular todas las posibles variantes con la rapidez necesaria, incluso a las más modernas. El secreto de AlphaGo y la nueva tendencia en la inteligencia artificial, está en lo que se llama “reinforcement learning”, una asombrosamente exitosa alogoritmica, que permite aprender al software con un sistema de recompensas parecidas a las que viven los humanos.

Después del ajedrez, los concursos y el Go, ahora le llega el turno al póker. Recientemente, en el Rivers Casino de Pittsburgh, se están realizando unas partidas de póker (sólo heads up) contra Libratus (sucesor de una versión anterior llamada Claudico), un software de inteligencia artificial desarrollado por investigadores de la Carnegie Mellon University (ver el artículo relacionado, DeepStack: Expert-Level Artificial Intelligence in No-Limit Poker, de Moravcik y otros). Sin duda, están resubiendo la apuesta de la inteligencia artificial al intentar ganar en un juego de información incompleta, en el que hay que lidiar con la incertidumbre. No estoy muy convencido, que esta primera versión sea capaz de ganar con claridad a los humanos, pero esperemos a ver los resultados.

En todo caso, la inteligencia está abriendo un enorme universo de posibilidades de innovación para el mundo del juego, no exento de retos importantes y problemas complejos de resolver.

Siempre que se pueda instalar un motor ético de juego responsable, en la base de los algoritmos y ontologías de los programas de inteligencia artificial, incluso los juegos aleatorios se podrían implementar con estas técnicas del “deep learning” o “machine learning”, para que en la medida, que aprende como juega un usuario, se le cambie la matemática para su mayor satisfacción, en tiempo real, manteniendo el margen para la casa y obviamente, sin trampa ni cartón.

Sin lugar a dudas, la inteligencia artificial va a revolucionar todos los ámbitos de nuestra vida, antes de lo que podemos imaginar y de que estemos preparados para ello. Nos lo tenemos que tomar en serio. Como muestra un botón. Os invito a escuchar la canción "Daddys's Car" generada por el software de inteligencia artificial FlowComposer y editada por Sony, con estilo parecido a The Beatles. Miedito da. De lo que ya son capaces de hacer las máquinas. Vamos a ganar a Turing. ¿Qué te apuestas?



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Rais Busom

Rais Busom

Tengo más de 20 años de experiencia en negocios digitales internacionales.

Soy Licenciado en Filosofía con una tesina sobresaliente cum laude por unanimidad. Poseo diversos masters entre los que destacan: ESADE-Babson SEP, ESADE DGM y Master Microsoft en Ingeniería de Software.

Fui investigador del CIRIT en Italia y Francia y profesor universitario de Ciencia Política en el ICESB (ahora Universidad Ramón Llull).

He estado en el mundo digital desde sus inicios comerciales en 1994 y desde entonces, he trabajado para diversas empresas en la transformación digital, negocios digitales internacionales e innovación de producto. Soy un directivo con habilidad probada en desarrollar nuevos negocios y hacerlos exitosos.

Soy también un pensador digital. He escrito mucho al respecto de la sociedad digital en mi blog NET GAIN. Rais Busom Thinking Lab así como en artículos y ebooks, construyendo un nuevo paradigma teórico.

Para contactar con Rais Busom: rais@beingpartners.com

 
 
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