Álvaro Nadal resalta que las decisiones deben tomarse con “criterios de eficiencia económica y no ideológicos”

Según el economista, cuando la renta disminuye, se dispone de menos dinero para este tipo de ocio, lo que puede afectar al sector de manera cíclica. En este sentido, ofreció una perspectiva del entorno empresarial, lo que puede ayudar a las empresas a tomar decisiones de inversión más acertadas.

En sus palabras, centró su exposición en dar “una perspectiva de dónde se va a mover el entorno empresarial y a arrojar un poco de luz en esa difícil decisión continua que tienen las empresas, si invierto o no invierto, y si invierto en qué, a qué plazo, con qué objetivos, etcétera, que son probablemente las decisiones más complejas que siempre se tienen que hacer”.


¿Se han despejado las incertidumbres del 2023?
Al respecto, el exministro recuerda que el año pasado, por estas fechas “parecía que se nos iba a caer el mundo. La guerra en Ucrania y que el amigo Putin nos iba a dejar sin gas en ese invierno, los precios de petróleo disparados. La inflación en dos dígitos por encima del 10 %, algo que no habíamos visto en prácticamente dos décadas. Parecía que volvíamos a los años de pesadilla y a los años 70”.

En este sentido, resalta que ya casi a mediados de 2023, es posible decir que no hubo un terrible invierno energético. “Lo hemos visto al revés. Se acumularon grandes reservas de gastos por parte de Europa y eso permitió incluso que en el propio invierno los precios se empezasen a moderarse sustancialmente, y eso ha ayudado a una moderación de la inflación. Está claro que no hemos tenido la debida recesión del final del año pasado. En todo caso, hemos visto una cierta relajación del crecimiento, pero no mucho más que eso. La inflación empieza a bajar y los tipos de interés, aunque siguen subiendo, no han generado un colapso del crédito”.

De igual forma, explica que no ha tenido lugar “una contracción de las actividades crediticias de una manera masiva, como en la crisis de 2008”.

Ante este escenario, subraya que siguen las incertidumbres a pesar de que “no tenemos un escenario tan catastrofista como algunos pintaban el año pasado y que probablemente había un cierto grado de voluntariedad en ese escenario, con un cierto deseo incluso de alentar sobre ese escenario un cambio de ciclo político en España. Y, por otro lado, también es verdad que vemos que ahora mismo los responsables de política económica en nuestro país tienen un amplio grado de recuperación”.

Por otro lado, Álvaro Nadal asegura que aún existen riesgos serios para la economía española, y aunque no se trata de una situación muy mala, en algunos aspectos se está siendo demasiado conformista y no se está teniendo en cuenta que durante la pandemia países con trayectorias económicas difíciles como Estonia, Lituania, República Checa, Eslovenia o Chile han adelantado a España.

Además, España se encuentra en el tercio último de los países de la Unión Europea y se ha alejado de la media europea, lo cual no ocurría desde crisis económicas muy duras.

Al respecto, expresó: “el problema que tenemos ahora es que las dificultades de la economía española empiezan a cronificarse. Yo prefiero tener una crisis aguda en la que actúas con contundencia y corriges. Y lo que estamos es cronificando nuestros problemas y viendo pasivamente como otros países lo están haciendo bastante mejor que nosotros”.

En resumen, la recuperación económica en España ha sido más lenta que en otros países europeos y el consumo y la actividad económica todavía no han alcanzado los niveles previos a la pandemia, lo que significa que España se está alejando cada vez más del resto de Europa en términos de comportamiento económico.


¿Qué ocurre con la inflación?

Según la reflexión hecha por Álvaro Nadal, España ha tenido un comportamiento inflacionario mejor que otros países, pero es importante resaltar que ha sido causada por varios factores, incluyendo la pandemia que generó precios negativos en el petróleo y la reducción de producción de hidrocarburos por el cierre de empresas de fracking. Además, la reducción de producción de carbón ha llevado a una mayor demanda de gas, lo que ha elevado los precios los cuales han estado más volátiles a causa del conflicto. Asimismo, no ha pasado por alto que la pandemia también ha llevado al cierre de muchas refinerías, lo que ha disminuido la capacidad de refino y aumentado los precios de las materias primas, incluyendo la energía.


¿Va a bajar los precios a los niveles que teníamos antes de la pandemia?
Sobre esta interrogante, el exministro explica que, si bien el precio del petróleo ha bajado de los más de 100 dólares por barril a los 70 dólares por barril, todavía hay fuertes restricciones de oferta debido a la restricción de producción y a los elementos perturbadores en la oferta, como la guerra de Ucrania. Además, aunque se está invirtiendo en la capacidad de refino, llevará tiempo antes de que se produzca un impacto significativo en los precios.

También hay limitaciones en el suministro de gas por tubería, ya que sólo hay rentabilidad suficiente para amortizar un tubo si es por tierra de unos 3500 kilómetros, 4000 con mucho, y si es submarino, unos 800 o 900. Por lo tanto, el gas tiene que ser transportado por barco y licuado, lo que es muy costoso. Además, muchos países europeos han anunciado que no comprarán gas después de 2030 debido a sus políticas climáticas, lo que desalienta a los proveedores de invertir en la producción de gas. En resumen, no se espera que los precios de la energía bajen sustancialmente en el corto plazo.



Más adelante en su ponencia, y de cara al futuro, planteó tres preguntas claves: ¿cómo va a ser la política monetaria?, ¿qué va a pasar con los tipos de interés?, ¿por qué los bancos centrales, cuando hay fuerte inflación, suben los tipos de interés?


En resumen, la inflación es un problema económico que surge cuando los costos aumentan y cada actor económico intenta pasar sus costos adicionales a otros a través de aumentos de precios o salarios. Los bancos centrales suben los tipos de interés controlar la inflación y desalentar a las empresas y trabajadores de aumentar los precios y salarios excesivamente, lo que puede provocar una espiral inflacionaria difícil de detener.

En el caso de la factura energética, si todos los sectores de la sociedad comparten el costo de la subida del precio de la energía, la economía se verá menos afectada y los bancos centrales tendrán menos necesidad de subir los tipos de interés.

Es importante tener en cuenta que el poder adquisitivo de los trabajadores no se ha perdido en favor de las empresas, sino que ha sido afectado por los altos precios de la energía, que benefician a los productores de energía en lugar de a los trabajadores o empresas. El enfoque debe estar en lograr un reparto equilibrado de los costos y una competencia justa para evitar espirales inflacionarias y ayudar a la economía a recuperarse de la crisis.


¿Cómo va a ir la economía española a lo largo de este año?

Como explica el ponente, “hasta ahora lo habíamos hecho razonablemente bien y aunque no teníamos un resultado especialmente bueno en términos de actividad, estamos teniendo un resultado muy bueno, sobre todo en comparación con lo que está el mundo”.

En esta línea, indicó que al revisar la ficha de la última feria ICE London, observó que estuvieron como 20 empresas del sector, lo que demuestra que está yendo bien y que es importante mantenerlo así para no perder competitividad. A pesar de esto, este tema no es el enfoque principal del discurso político en España. Es necesario entender que todos tendrán que perder algo para salir de la crisis generada por la pandemia. En sus palabras “creo que es bueno que tengamos la cabeza muy fría y sepamos que todo el mundo tiene que perder algo, porque si no esta crisis va a durar más de lo que debería”.

En España, se ha adoptado una estrategia útil de transmitir inmediatamente el coste de la energía de contratos regulados en consumo, lo que ha permitido una inflación más baja en comparación con otros países de Europa. “A medida que ha ido mejorando la situación energética, esa inflación ha bajado rápidamente, permitiendo aliviar la situación”.

Álvaro Nadal sostiene que, aunque la economía española no ha recuperado los niveles de actividad previos a la pandemia, tiene algunas ventajas, como el sector exterior y la moderación y sensatez, que son importantes para mantener el buen desempeño económico. Sin embargo, la subida de los tipos de interés, que ha sido fuerte en los últimos meses, dificulta la inversión y reduce la capacidad de los bancos para dar crédito. El efecto de esta subida se reflejará en la economía seis a nueve meses después y, aunque se esperaba un impacto mayor, hasta ahora ha sido relativamente menor.

Por ello advierte que es necesario tener precaución ya que los tipos de interés siguen subiendo y podrían tener un mayor impacto en la economía española.

El sector público

Antes de reflexionar sobre el sector público español ha detallado que ha iniciado este año el ejercicio de coordinación de todas las políticas económicas Europas para evitar que un país pueda destrozar la credibilidad del euro. Y subraya que las políticas fiscales son necesarias para evitar que esto ocurra.

De hecho, el año pasado se dijo que los países con más deuda pública tenían que empezar a ser más austeros. En España, la deuda pública ha vuelto a subir fuertemente desde 2021, aunque hay una cierta reducción a partir de 2022.

“Si vemos el comportamiento de la deuda pública en la zona euro desde el 2013. Vemos cómo España hasta el 2019 cae y a partir del 2021 vuelve a subir fuertemente, bastante más fuerte que la zona de euro, aunque hay una cierta reducción ya a partir del año 2022 (…) Y ahora parece que volvemos otra vez a converger con unas cifras de recaudación muy grandes”.

Al respecto hizo énfasis en que “España tiene una capacidad de recaudación pública que no se había visto en la vida. Todo vale para reducir el déficit. Y si al final lo que quiero es reducir el déficit. Esas son las orientaciones que cada gobierno y cada momento va estableciendo”.

¿Qué va a ocurrir y cómo afecta al sector?

Como ha recordado Álvaro Nadal, el año pasado “se dijo que teníamos que bajar más o menos medio punto” de déficit público. Más específicamente, desde Alemania presionan para establecer objetivos anuales y medibles de reducción del déficit público en los países con más deuda, lo que implicaría que las administraciones públicas tendrán que aumentar los ingresos y moderar los gastos.

Además, insistió en que los precios energéticos podrían seguir siendo altos, lo que a su vez puede afectar a la estructura de negocios en el sector del juego. También habló de la situación monetaria y de los problemas bancarios, los cuales no mejorarán en el futuro cercano.

Por lo tanto, hace un llamado a la moderación en las negociaciones sociales y a buscar la eficiencia en la regulación del sector del juego. Se destaca que este sector es fuertemente exportador y tiene un alto contenido tecnológico, por lo que es importante considerar estos factores al regularlo.

En general, se enfatiza que es importante tener una visión técnica y eficiente al actuar en el sector del juego, en lugar de basarse en ideologías o motivos políticos.
Para finalizar, el exministro ha señalado que el momento actual es crítico y es necesario tomar medidas adecuadas para asegurar el futuro económico del país.

No olvidó resaltar la reivindicación justa del sector del juego de cara a los medios de pago electrónicos declarando que deben ser regularizados como lo están para todos los sectores. VER NOTICIA DEL PATROCINIO DE MERKUR DOSNIHA