En una decisión controvertida, el gobierno liderado por Andrés Manuel López Obrador ha promulgado una serie de reformas a la Ley Federal de Juegos y Sorteos. Este cambio sustancial, vigente desde el 15 de noviembre de 2023, refleja un enfoque autoritario y populista en la regulación de actividades de juegos y sorteos en México.
Aspectos Destacados de las Reformas:
Control Centralizado: El gobierno central, a través de la Secretaría de Gobernación, ejerce un control significativamente ampliado sobre la autorización, control y vigilancia de juegos con apuestas y sorteos. Esta centralización refuerza la autoridad federal en detrimento de las entidades estatales y municipales.
Prohibiciones y Restricciones: Las reformas introducen prohibiciones más estrictas, limitando las actividades de juegos con apuestas y sorteos que no estén explícitamente contempladas en la nueva legislación. Esta restricción, aunque busca ordenar el sector, puede ser vista como un intento de imponer una visión particular sobre las formas de entretenimiento aceptables.
Duración de Permisos: Los permisos para la apertura y operación de establecimientos ahora tienen una duración máxima de 15 años, marcando un cambio significativo en la temporalidad de estos permisos. Además, se prohíben nuevas concesiones para actividades no alineadas con las disposiciones del nuevo reglamento.
Supervisión Intensificada: Se refuerza la vigilancia gubernamental sobre eventos regionales, ferias y sorteos organizados por entidades paraestatales destinadas a la asistencia pública. La presencia de inspectores se ha incrementado,
excepto en el caso de la Lotería Nacional.
Aspecto Populista: La decisión de limitar la duración de los permisos y la prohibición de nuevas concesiones parece estar en línea con una visión populista que busca preservar el control gubernamental sobre estas actividades, bajo el argumento de proteger a la sociedad de posibles abusos o excesos por parte de empresas privadas.
Enmiendas Apresuradas: La velocidad con la que se han implementado estas reformas, sin un período de transición considerable, sugiere una inclinación hacia decisiones apresuradas, posiblemente motivadas por consideraciones políticas a corto plazo.
Estas reformas, aunque presentadas como medidas para fortalecer el control y la transparencia en el sector, generan preocupaciones sobre la concentración de poder y la posible interferencia gubernamental en la libertad de elección de los ciudadanos en el ámbito del entretenimiento y los juegos de azar.
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