1. Desde la serena y humilde reflexión, creo que deberíamos pensar hasta qué punto es conveniente difundir ciertas noticias. Por mi parte, ya lo tengo meditado y asumido. La publicación ‘sucesos’ acaecidos en bares o salones de juego sobre robos más o menos violentos (peor cuánto más) creo que sólo pueden tener consecuencias negativas. Es clarísimo que los establecimientos ya deben optar por medios de pago adaptados al sentido y uso común. Pero resaltar estos asuntos sólo puede traer efectos negativos. Véase, si no, el borrador que hoy publicamos de la Generalitat catalana. El mero hecho de un robo violento en un establecimiento sirve de “excusa” para que la administración opte por la vía (fácil) de atajar el problema de la manera más rápida y, por tanto, pasional y radical. Y será la de restringir la actividad del sector en lugar de darle lo que podrían considerar ‘beneficios’ para la adaptación a la situación económica actual que marca el uso común.
A la administración se le está poniendo en bandeja el argumento restrictivo. Por eso, también nosotros, deberíamos optar SIEMPRE por la comunicación proactiva, positiva y colaborativa (como es el propósito siempre, no me cabe duda).
Todos los establecimientos que tienen efectivo en sus cajeros (gasolineras, comercios en general…) sufren este problema, pero no los del sector del juego son más ‘conflicitivos’ por el hecho de su actividad.
Es enrevesado, diabólico y difícil… siempre laborioso y agotador abordar y tratar a esta querida industria igual que a una novia atribulada, agradecida pero espinosa.
2. Otro interesante comentario escuchado en las mesas del congreso de ANESAR sobre el que reflexionar. “El descenso de las máquinas b en hostelería no es problema de nuestras maquinas sino del cambio de modelo de hostelería”. Ahí queda: El problema es el cambio de costumbres…. En esta vía de necesario autoconocimiento pienso que hay que dar por hecho que el bar de siempre estará ahí porque lo necesitamos en la vida española, en nuestra quehacer social y cultural. Las grandes cadenas de establecimientos hosteleros, las cafeterías cuquis son moda pasajera. El bar de la esquina, el bar de nuestro polígono, el bar de pueblo es una institución necesaria e imprescindible. Y también considero que los desarrolladores de máquinas B son unos genios absolutos y unos incansables generadores de ideas que encorsetados por férreas normativas todavía han sido capaces de mantener vivísima la máquina de bar entre la innovación, la tradición, el salto cualitativo pero no del todo… difícil paseo en el alambre de nuestros héroes fabricantes.
3. Otra intrigante reflexión al hijo de lo anterior: ‘El próximo abordaje restrictivo de la administración estará enfocado a la máquina de bar’. Quizás este será el gran paradigma para abordar de aquí en adelante. Pero siempre, por encima de todo, trabajar en modo asertivo y propositivo, colaborador y motivador.
Somos resistentes, esta industria, la que más.