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Opinión

La innovación son personas, no productos

Suiza es el país más innovador del mundo. Quién lo diría. No será por las cuentas bancarias de nuestros políticos. En serio. Según el Global Innovation Index de 2016, después de Suiza le siguen Suecia, Reino Unido, Estados Unidos, Singapore, Irlanda, Dinamarca, Países Bajos, Alemania y Korea. España ocupa con dignidad el puesto 28, sobre 128 países valorados. Salta a primera vista, que los países son mayormente del hemisferio norte, y ubicados especialmente en la parte norte de este. El mundo del juego no es una excepción a esto. ¿Por qué? Por la cultura de país, por la cultura organizativa de las empresas.

Jacob Lanning, Vicepresidente Internacional de Estrategia de Mercado en IGT le contestaba a un periodista, ante la pregunta, que es lo que hace a un buen juego: "si usted puede darse cuenta de eso, usted tiene un trabajo”. Nadie sabe. Innovación es el terreno de lo desconocido. William Reed “The Slot Machine King”, fue uno de esos personajes, que creó un nuevo mercado, el de las slots. Fue distribuidor de Bally y luego fundó IGT, pero sobre todo, se le conoce por ser el impulsor del videopoker, según sus palabras el “the crack cocaine of gambling”. Fue un visionario, un emprendedor, que pasó de vender juke-box a vender y fabricar slots. Entre sus jugadas está la que se llevó los derechos de explotación de video slots de Bally y ésta tuvo que esperar hasta diez años para explotarlas.

La razón porque Suiza es el número uno o EEUU el cuarto, es porque personas con la iniciativa de Reed pueden prosperar. Es porque la innovación no es lo que pensamos que es. Innovación no es I+D, no es invención, no es desarrollo de producto, no es creatividad. Al menos, no es sólo eso. Innovación es transformación de la organización. Es hacer las cosas diferentes, para estar en un sitio diferente, más competitivo. Y eso sólo se hace con las personas. Y no con un tipo de persona, sino con diferentes. Con equipos multidisciplinares. Con inventores, expertos y emprendedores. Uno puede inventar, pero emprender es siempre cosa de al menos dos. Y en España también ha sido así con Recreativos Franco o Cirsa.

No existe una solución mágica para la innovación. No hay una receta, ni un método mejor que otro. Cada empresa tiene que elaborar el suyo. La innovación es una disciplina empresarial como el marketing, que se encuentra en sus albores y que en vez de lidiar con la certidumbre, lo hace con la incertidumbre. La innovación es el futuro, es lo desconocido. No se puede planificar, ni prever, ni presupuestar. Tiene que ver con las emociones humanas, con en el corazón más que con la razón. Con el deseo y la obsesión. Todo lo que se puede planificar, lo puede hacer la competencia. La innovación coge a todos por sorpresa.

La innovación implica a toda la empresa, a los procesos, a los productos, a los modelos de negocio, a las finanzas, a todo. No bastan ideas, no basta con inventar, hay que hacerlo realidad y para ello, se necesitan perfiles de intraemprendedores, equipos mixtos, que puedan idear y realizar prototipos con poco dinero y en menos tiempo: “fail fast, fail often, fail cheap”, como dice un mantra muy conocido.

La innovación es la transformación de la cultura de empresa en un modelo organizativo, donde la invención con resultados, es sostenible en el tiempo y en todos los departamentos de la empresa. No entender y practicar lo que realmente significa innovar multiplica la mortalidad de las empresas en un 90%. La trasformación digital disloca el escenario en el que estamos compitiendo; y adaptarse no es adoptar nuevas tecnologías sino cambiar la manera de hacer las cosas. Cambiar los comportamientos de las personas. Abrirse al poder de las emociones positivas, que son las únicas que cambian el mundo.

Los españoles nos consideramos muy creativos, grandes improvisadores, sin embargo nos da miedo fallar y no solemos perdonar los errores. Para innovar, se necesita una cultura del respeto, de confianza, de compasión, en la que las personas puedan llegar a desarrollar su máximo potencial, mientras consiguen los objetivos de la empresa. Y para eso, aún nos falta mucho, salvo raras y destacadas excepciones, pero nunca es tarde para dar el primer paso. Hasta las más largas travesías empiezan por un primer paso.




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Rais Busom

Rais Busom

Tengo más de 20 años de experiencia en negocios digitales internacionales.

Soy Licenciado en Filosofía con una tesina sobresaliente cum laude por unanimidad. Poseo diversos masters entre los que destacan: ESADE-Babson SEP, ESADE DGM y Master Microsoft en Ingeniería de Software.

Fui investigador del CIRIT en Italia y Francia y profesor universitario de Ciencia Política en el ICESB (ahora Universidad Ramón Llull).

He estado en el mundo digital desde sus inicios comerciales en 1994 y desde entonces, he trabajado para diversas empresas en la transformación digital, negocios digitales internacionales e innovación de producto. Soy un directivo con habilidad probada en desarrollar nuevos negocios y hacerlos exitosos.

Soy también un pensador digital. He escrito mucho al respecto de la sociedad digital en mi blog NET GAIN. Rais Busom Thinking Lab así como en artículos y ebooks, construyendo un nuevo paradigma teórico.

Para contactar con Rais Busom: rais@beingpartners.com

 
 
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