El consumo del juego con responsabilidad se define, esencialmente, en términos de conductas particulares. Estos comportamientos o elecciones incluyen entender el juego como una parte del entretenimiento, establecer límites y evitar pérdidas, siendo consciente que los resultados son aleatorios –fruto del azar- con los posibles riesgos que esta realidad conlleva.
Conforme a las reflexiones y estudios de diferentes expertos internacionales, es posible resumir una serie de actuaciones y decisiones, asociadas con unos indicadores específicos del comportamiento, para que el juego en el que se participa pueda calificarse individualmente como responsable. En todas ellas y dentro de sus posibilidades, deben colaborar el conjunto de actores de la industria del juego para facilitar su información, comprensión, control y correcto desarrollo.
Así, podemos concluir que existe responsabilidad en el consumo del individuo, si el juego se realiza en los siguientes términos y bajo una línea de comportamiento general, concretada en unas acciones más específicas, sin ser cada una de ellas totalmente exclusivas de cada línea de conducta:
Germán Gusano