La Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) reparte cerca del 70 % de la recaudación total en premios, pero el resto —casi un tercio— termina en las arcas públicas a través de la propia entidad. Solo en 2024, la recaudación del sorteo superó los 3.000 millones de euros, una cifra que sitúa esta tradición navideña como uno de los mayores motores económicos del país en las últimas semanas del año.
Incluso cuando la suerte acompaña, el ganador no se libra de contribuir al erario. Desde 2020, los primeros 40.000 euros de cada décimo premiado están libres de impuestos, pero cualquier cantidad superior tributa con un gravamen especial del 20 %.
Así, quien consigue el ansiado Gordo, de 400.000 euros por décimo, no recibe esa cantidad íntegra: 72.000 euros van directamente a Hacienda y el premiado se queda con 328.000 euros netos.
Según estimaciones oficiales, si se venden todos los décimos, el Estado recauda aproximadamente 175 millones de euros solo en impuestos sobre los premios principales: 123 millones proceden del Gordo, 29 millones del segundo premio y 3 millones del tercero. Los premios menores, al no superar el umbral exento, quedan fuera de tributación.
Más allá de los impuestos, SELAE también genera beneficios directos a través de su actividad. En 2023, la empresa pública ingresó más de 2.100 millones de euros en dividendos y aportaciones al Tesoro. Son cifras que consolidan a la Lotería de Navidad como una de las fuentes de ingresos no tributarios más importantes del país.
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