El grupo Perelada & Chivite, propiedad de la familia Suqué Mateu, ha anunciado una inversión de 13 millones de euros en la creación de unas nuevas instalaciones para el Celler del Pescador, el proyecto vinícola que dio origen a los primeros vinos de aguja en España en 1967 con el emblemático Blanc Pescador.
Con esta operación estratégica, el grupo refuerza su apuesta por la innovación, la internacionalización y la sostenibilidad con el objetivo de consolidar y expandir la marca Pescador en nuevos mercados.
La nueva bodega, ubicada en el polígono Logis Empordà (Vilamalla, Girona), ocupa más de 6.400 m² y está diseñada para alcanzar una capacidad de producción de hasta ocho millones de botellas anuales. Según la compañía, estas instalaciones permitirán “fortalecer el posicionamiento de la marca y responder al crecimiento tanto en el mercado nacional como en el internacional”, donde Blanc Pescador ya tiene presencia en más de 30 países.
“Con la nueva bodega, disponemos de todas las herramientas necesarias para elaborar vinos de calidad y estilo propio, con la innovación y eficiencia como pilares clave”, explicó Toni Madern, responsable de enología del Celler del Pescador.
La inversión no solo permitirá incrementar la capacidad productiva, sino también impulsar el desarrollo de nuevas categorías de producto y reforzar el posicionamiento de la gama Pescador en segmentos estratégicos. A partir del Blanc Pescador original, la marca ha ampliado su portafolio con referencias como Rosé Pescador, Cresta Rosa, Blanc Pescador Verdejo, Crestissimo Moscato y Cala Pescador, su primer vino sin aguja.
La compañía ha anunciado además su entrada en nuevos segmentos con el lanzamiento de Sangría del Pescador, el semidulce Mielmar y vinos de baja graduación alcohólica, en respuesta a las tendencias de consumo actuales.
“Nuestro objetivo sigue siendo crear vinos frescos, afrutados y equilibrados que respondan a las demandas del mercado y a las preferencias de los consumidores, especialmente en lo relativo a la conservación de aromas primarios y el bajo contenido alcohólico”, añadió Madern.
La nueva planta incorpora tecnología de última generación que automatiza procesos clave, desde la gestión de depósitos hasta el control integral de la fermentación, con el fin de minimizar la exposición al oxígeno y preservar al máximo la calidad organoléptica de los vinos.
El proyecto del Celler del Pescador también refuerza el compromiso de Perelada con la sostenibilidad. La bodega está inscrita en la DO Catalunya y obtendrá la certificación IFS a finales de 2025, además de la CCPAE que garantiza la producción ecológica. En el primer trimestre de 2026, se prevé alcanzar la certificación de Sustainable Wineries for Climate Protection, el estándar medioambiental de referencia para el sector.
Entre las medidas medioambientales implementadas destacan la instalación de placas solares de 300 kW que cubrirán más del 90% del consumo energético, sistemas de reciclaje de cartón y plástico, y una depuradora de aguas residuales con recuperación del 30% del agua utilizada. Asimismo, los sistemas de microfiltración y filtración tangencial garantizan un uso más eficiente de los recursos hídricos.
Desde el lanzamiento de Blanc Pescador en 1967, Perelada ha sido pionera en la elaboración de vinos de aguja en España. Hoy, con esta inversión estratégica, la familia Suqué Mateu refuerza el legado de la marca y sienta las bases para su próxima etapa de expansión internacional, combinando tradición, innovación y sostenibilidad en un proyecto que aspira a consolidar a Celler del Pescador como uno de los grandes referentes del sector.
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