Yáñez estructuró su intervención en torno a las preguntas planteadas al sector, con la invitación de contestar pero también de hacer sugerencias propias.
La primera pregunta era: “¿Cómo ven ustedes la situación del país?”. Los indicadores parecen razonablemente positivos, dijo, para el sector y la opinión pública, con confianza en la recuperación. Pero “ustedes tienen la sensación de que la recuperación no ha alcanzado al bingo”, y de que necesita una reconversión, o algún cambio renovador para volver a atraer al público.
Del barómetro del bingo que Gómez Yáñez se encargaba de ofrecer, se deduce también otra cosa, según interpretó: el sector no quiere, como decía Matamoros, uniformidad, ni por Comunidades ni por salas.
La sensación en el sector es la de que la crisis ha afectado “y mucho” a sus clientes, que, siempre según la visión del propio sector, son sobre todo de clase media o media-baja, muy tocados por la recesión. En la recuperación del público que se ha ido produciendo en el bingo esos clientes no han retornado o lo han hecho en mucha menor medida de lo que antes jugaban.
La elevada fiscalidad es otra de las preocupaciones, y hay un tercer factor muy interesante para Gómez Yáñez: en general hay la sensación de que las administraciones tienden a ser muy rígidas, constreñir, decidiendo en premios, formas de jugar… y que eso impide la modernización. También está claro para el sector que hay cada vez más competencia de las salas de juego.
Se desprenden para él varias conclusiones:
- - Los bingos dan imagen anticuada, sobre todo para los jóvenes. En los estudios se ve que los jóvenes han ido, pero solo una o dos veces, no se los retiene.
- - Hay muy baja fidelización de los nuevos clientes. Y por las respuestas del barómetro, parece que el sector se siente con pocos instrumentos para lograrla.
En las preguntas por la situación actual del bingo (“entre buena y regular”) y por cómo puede ser el próximo año, nos movemos en dos grupos parecidos entre esas dos respuestas, y en las preguntas abiertas se ve sobre todo preocupación por la fiscalidad y la crisis y por la necesidad de modernizar el bingo.
A Gómez Yáñez le “llama mucho la atención” el tema de la apertura de locales, que se empiezan a considerar demasiados, temiéndose por la rentabilidad, y especialmente le parece interesante que la preocupación por que haya una reacción contraria de la opinión pública es todavía “muy baja”: “No corrijo sus respuestas, pero me sorprende. El juego tiene una imagen social determinada. Tendría cuidado con la expansión excesiva de los locales de juego”.
Otra idea que desprende el barómetro es la de que “hay una evolución muy vacilante de las ventas”.
En las respuestas aparece algo que “me parece muy sorprendente. Las salas están facturando menos que el año pasado” y hay la sensación de que existe “una reconversión de las salas, con máquinas, apuestas… pero esa reconversión todavía es incompleta, y no está muy claro si va a conseguir funcionar y activar sus negocios”.
Por las respuestas, un 28% creen que las salas están facturando menos que hace seis meses, un 38% más o menos igual, y otro tercio cree que están en saldos positivos. También según las respuestas, las máquinas y las apuestas estarían creciendo, mientras el bingo parece estar creciendo cada vez menos.
“No tengo muy claro si ese dato es exactamente preciso”. Percibe Gómez Yáñez mucha heterogeneidad: algunos que atribuyen más de un 80% de volumen en sus salas al bingo, mientras que otros le asignan aproximadamente lo mismo que a las máquinas. En cualquier caso la media dice que el bingo, entre el papel y el electrónico, supone más o menos dos tercios de su facturación, y las máquinas algo más de la cuarta parte.
Otro problema que preocupa según pone de manifiesto el barómetro es la necesidad de diversificar, con nuevas modalidades del bingo, con máquinas y ruletas, mejorando la hostelería, regulando distancias entre los locales y, ojalá, autorizándose la publicidad del bingo en las mismas condiciones que el juego online.
La mayoría del sector, el 60%, es partidario de las distancias mínimas entre locales de juego, un tercio quiere limitar los locales por distrito, ciudad, barrio… y la mayoría quiere que se permitan nuevas formas de bingo (electrónico, etc.) sobre todo para elevar los márgenes de premios reduciendo los impuestos. El 60% está de acuerdo con instalar más máquinas y ruletas y permitir gestionar a las salas los premios poniendo un tope al porcentaje que se deba destinar.
La clara mayoría, un 80%, está de acuerdo en que se permita la publicidad en general y la del bingo, menos en horario infantil, es decir, igual que el online.
Para los próximos meses aparecen como planes generales diversificar la oferta con máquinas nuevas, instalar más máquinas, ruletas y multipuesto, mejorar la hostelería, mejorar la formación de los empleados, y las nuevas formas de bingo, esto último, supone Gómez Yáñez que por su atractivo fiscal.
“Casi todos ustedes vienen a decir que no van a contratar más personal y que tampoco van a abrir o comprar ningún local”, mientras que hay “importantes minorías, en torno a un 20% que nos dicen que podrían cerrar algún local, y también reducir plantilla”. Es decir, que pueden encontrarse cerca de los rendimientos negativos.