Ayer desayunábamos con Juan Lacarra y estas incendiarias declaraciones en El Confidencial sobre el crecimiento de Salones en Madrid:
"En los últimos tres años vivimos un crecimiento inédito, lo nunca visto. Estamos bastante asustados. Madrid, a diferencia de cualquier otra comunidad, que son las que tienen competencias para regular el juego, no tiene planificación alguna, por eso vemos que algunas calles se llenan de salones de juego sin que se pueda hacer nada”.
Juan Lacarra dice estar desamparado ante una Administración cuyo responsable Fernando Prats no atiende a razones. El resto del reportaje es un apedreamiento del sector del juego en toda su extensión. Los indocumentados de Proyecto Hombre encantados de que les den publicidad mientras los perjudicados somos la industria y … Fernando Prats.
Si a Fernando Prats se le quiere presionar aireando en la prensa sus supuestas carencias reguladoras me temo que el efecto será el contrario. Por lo pronto, tras una larga conversación vespertina dominical con él, me asegura, con cierto enojo, que hoy estudiaría los datos (esos que tanto le gusta) para ver si lo que en ese reportaje se dice coincide con sus registros.
Para nuestra industria reivindicarse en prensa es un error si no se ha atado bien el contenido que se va a publicar. Al final siempre te la acabarán endosando con triple perjuicio en este caso: por un lado, expones a políticos populistas una cara de la industria que estarán encantados de recibir y contra la que actuar en cuanto puedan; la desprotección supuesta se podría volver intervención estatal o autonómica en gobiernos poco permeables; y además, has expuesto y dudado ante la opinión política la gestión de uno de nuestros Reguladores más insignes y de los que marcan el camino.
¿Por qué sin embargo no se ha aprovechado para sacar pecho por las buenas acciones de Responsabilidad Social Corporativa y de Juego Responsable que está desarrollando ANESAR? Fueron los primeros en sacar un Decálogo sobre este fundamental asunto. Haber podido dar información en positivo y contrarrestar la mala imagen ya de por sí aireada es una oportunidad perdida.
Ahora digo yo ante ese
titular de El Confidencial donde se asegura que los Salones exprimen a los barrios más pobres de Madrid: Salones ha crecido hasta la extenuación en todas las zonas donde tenía espacio para hacerlo. En el centro de Madrid y en los mejores barrios (…no hace mucho atisbé con agrado uno del Grupo Ballesteros en Arturo Soria) o se han marchado a centros de tránsito de público afín: ya sea enfrente del Bernabéu (que no es precisamente zona marginal) o del Sánchez Pijuán, en Sevilla. Los Salones abren, primero, donde les será más rentable y después, donde pueden. Todos consideramos una suerte la apertura de Orenes en los aeropuertos de Málaga y Alicante donde precisamente no circulan público objetivamente pobre.
Probablemente el sector se regula solo como lo han ido haciendo las Salas de Bingos con la estabilización que han desarrollado el último año en Madrid gracias a la introducción de nuevas modalidades de juego. Quedan las mejores Salas y abren nuevas que dignifican el subsector y al público del Bingo. Con control de entrada y peleando por cada uno de los productos que han introducido, abriéndose a publico joven y con unas posibilidades de crecimiento a base de trabajo, de ser exquisitos con sus clientes y de la implantación de nuevos juegos que atraigan a un público aún más joven y que ofrezcan la versión 2.0 del Bingo ya sea con el bingo electrónico, dinámico o terminales de juego online cuyo última consecuencia será la fidelización del jugador y de su vínculo emocional y de amistad con la Sala que le acoge.