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ENTREVISTA EXCLUSIVA CON EDUARDO ROCA, DIRECTOR GENERAL DE TRIBUTOS Y JUEGO DE LA COMUNIDAD VALENCIANA
(PRIMERA PARTE)

“Los Rascas de la ONCE
NO son Juego Responsable”

 
“Los Rascas de la ONCE 
NO son Juego Responsable”
Eduardo Roca dirige con nervio los Tributos y el Juego de la Comunidad Valenciana. Es vehemente, justo y duro con la realidad de la oferta de los juegos reservados del Estado y con la impostura de la ONCE. Es transparente, sincero y eficaz con su regulación del juego privado y establece bien los límites entre la potestad de su comunidad autónoma frente a las invasiones competenciales y el envite del gobierno central. Se muestra reivindicativo para poder decidir sobre la oferta de juego que se realice a todos los valencianos, ya sea en un supermercado o en un Salón de Juego y delimita con lucidez el juego blando y duro. Arropado por un ejército de trabajadores en la Subdirección General de Juego, Eduardo Roca es el donaire de la inteligencia y la firmeza con argumentos.

JACQUELINE MECINAS | MADRID
 -JACQUELINE MECINAS: Empezando por la actualidad más abrasadora.. ¿Cuál es su posición cuando les preguntan sobre la situación del juego en Valencia y sobre qué van a hacer ante la supuesta proliferación?

-EDUARDO ROCA: Contamos lo que hay. Nuestra preocupación es el alarmismo que hay ahora en prensa sobre cómo está el tema del juego. Es preocupante, pero no es para llegar a declarar que esto es el mal del siglo XXI, como ha asegurado el responsable de alguna asociación. Es verdad que requiere de una intervención y para eso está la administración. Ahora bien, lo que no se puede hacer es afirmar, como también se ha hecho, que un salón de juego es igual que una zapatería. Eso no es cierto. No se puede tratar al juego como una actividad económica igual que las demás ni volver al extremo de todo es malísimo, hay que llegar a un punto de equilibrio y es difícil.

-J. M.: ¿Dónde está el punto de equilibrio entre la libertad personal, la regulación y la protección del consumidor? ¿Cómo se encuentra ese equilibrio?

-E. R.: Ese punto de equilibrio, yo no lo he conseguido encontrar todavía pero tenemos que saber encontrarlo. Ya que si te descuidas y te vas hacia un lado estás despreocupándote de un sector económico que en definitiva está buscando lo que cualquier empresario quiere, que es ganar dinero y pagar pocos impuestos. Tampoco puede realizarse un control excesivo y que no haya nada.

En mi equipo hay personas con la experiencia de muchos años que hacen un trabajo exquisito, como por ejemplo con el registro de prohibidos, que es un tema que tiene sus connotaciones, porque es un drama humano y eso también tiene que preocuparnos, porque son personas y familias que lo están pasando mal.




-J. M.: Es partidario de no contingentar el número de máquinas, pero sí de contingentar salones o de su planificación, ¿por qué esa dicotomía?


-E. R.: Porque hay otra preocupación. Esto es una especie de puzzle con varias piezas y una de ellas es que tampoco se puede entrar a una regulación que establezca privilegios o situaciones de restricciones injustificadas de la oferta, es decir rigideces excesivas. ¿Qué está pasando con la contingentación de las máquinas? Hay una serie personas que especulan con las licencias de máquinas y eso no es tampoco adecuado. Hemos observado, según nuestros datos, que porque tengamos contingentado no están todas las máquinas puestas en explotación, hay muchas que están reservadas. ¿Por qué? Porque el mercado no la absorbe. Y si el mercado no la absorbe, nosotros entendemos que la contingentación no es la razón, es el mercado el que en definitiva al final absorberá las máquinas disponibles. Si nosotros las estamos contingentando, lo que estamos haciendo no es controlando el juego, sino que estamos dándole a una serie de grandes operadores la posibilidad de hacer negocio con las licencias. Están pagando mucho dinero por una licencia de explotación de máquinas y  consideramos que eso libera un sector para que pequeños empresarios, que hoy no pueden, accedan.

La administración no puede estar estableciendo esas restricciones en beneficio de algunos. ¿Qué nos ha pasado por ejemplo con los casinos? Nos encontramos que aquí pueden abrir hasta siete salas apéndices y hasta que no tengan todas esas salas apéndices agotadas, no podemos convocar un concurso nuevo, con lo cual el que tiene hoy una licencia tiene cogido el asunto en sus manos. Eso es una de las preocupaciones de la nueva Ley de juego que estamos sacando, quitar esas rigideces del mercado que no vemos normales.



-J. M.: Y establecer distancia entre salones… ¿Cómo encaja en la no rigidez?

-E. R.: Si no hay una separación de salones, lo que te encuentras es otro problema: la saturación. ¿Qué está pasando en Madrid? En Madrid no hay distancia, sin embargo según los datos eso no ha supuesto un mayor número de salones sino al contrario, ha disminuido el número de salones. ¿Qué ha pasado en realidad? Que se han concentrado todos en determinadas zonas, lo que ha generado una alarma social. Pero no ha disminuido el número de salones y la razón es que una persona que posea, por ejemplo, tres salones, pero necesariamente los ha de tener distanciados en zonas no tan buenas, no le resultará tan productivo y preferirá contar solamente con uno en la calle donde todos juegan, en lugar de tres separados. Económicamente cerrará dos y abrirá uno en la zona buena. Eso es lo que está ocurriendo en Madrid, según entendemos nosotros.

Aquí en Valencia, las consejerías competentes en materia de protección de menores nos dijeron que la distancia tenía que ser mayor de la que en principio nosotros habíamos propuesto (200 metros) y al final la propuesta se va a quedar en 700 metros. El sector incluso de salones, la consejería de igualdad, las asociaciones de consumidores... todo el mundo ha alegado que la distancia que teníamos, 200 metros, es poca. ¿Y cómo encaja todo eso en la libertad? Lo que está claro es que nosotros no podemos despreocuparnos de unos aspectos para preocuparnos únicamente de la libertad de mercado, porque no es solo ese el aspecto que hay que tener en cuenta. Ya que el argumento contrario: dar esas zonas, lo que en definitiva también supone es generar cotos, reinos: 'Pongo un local y como está fijada la distancia de 700 metros, toda la zona es mía'. Lo que estás dando también así son limitaciones, restricciones o monopolios de zona. Pero entre un aspecto y el otro, es decir entre una sociedad con sus representantes que te dicen que la distancia tiene que ser mayor o que al final estés dando a una persona el monopolio de determinada zona, vence una cosa respecto a la otra.




-J. M.: Se podría argumentar que ahora las tiendas se concentran por actividades. Pasa con las de ropa, que se aglutinan en determinadas zonas. También ocurriría con la concentración de salones. ¿Cuál es para usted la diferencia?


-E. R.: Lo que decíamos antes, no es lo mismo un salón de juego que una zapatería. Hay una serie de vecinos que no van a ver igual vivir una calle de zapaterías que vivir en una calle de salones de juego. ¿Por qué? Porque nos guste o no, aunque los salones sean actividad, y todo mundo defiende que no es una actividad que por sí tenga que ser mal considerada, lo que sí es verdad es que arrastra a determinadas personas que a lo mejor no son bien vistas. Además, los horarios son fundamentales. Una zapatería cierra las siete u ocho de la tarde, mientras un salón de juego cierra a las dos de la mañana. No es lo mismo tener una calle con ese tipo de actividad y de horarios, que una actividad de comercio tradicional.

-J. M.: ¿Van a cambiar los horarios de los salones en Valencia?

-E. R.: En ese sentido no hay ninguna proyección. Si urgiera, si alguien viera que hay necesidad, se plantearía.

-J. M.: Sobre la visión que tiene la sociedad del juego... ¿La administración tendría que hacer algo al respecto? ¿Hasta qué punto creen que tiene en su mano también la posibilidad de dar una imagen de normalización de la industria aportando datos o incluso dando ruedas de prensa cuando haya algún cambio legislativo? Dada la magnitud de la industria y de lo que provoca en la sociedad, a lo mejor sí que se requiere que por parte de administración se diga lo que se va a hacer y con transparencia, para que se vea que la administración está vigilante y proactiva.

-E. R.: Puede ser una propuesta que tenga su sentido, pero también creo que la administración no está para hacer la propaganda de la expansión del juego, sino simplemente para regularla, siempre a la expectativa de lo que el mercado o la sociedad demande. Creo que más que ser los impulsores de la actividad, que para eso hay otros organismos como Economía (que son los que tienen que estar preocupados por la expansión de las actividades económicas en general y no tienen por qué marginar a ninguna), nosotros estamos aquí para regular el uso del juego, no la actividad económica.

Nos tiene que preocupar más la situación de esa persona que cae. El juego no es una actividad económica sin más, hay una serie de personas que requieren nuestra preocupación como los menores o las personas que entran en juego irresponsable. La administración tiene que estar más para eso.


Eduardo Roca con Amparo Gálvez, Subdirectora General de Juego


-J. M.: ¿Y en cuanto a la regulación de la publicidad, se han mostrado muy activos con este asunto primordial?


-E. R.: Hemos alegado al Real Decreto de Publicidad del Gobierno, porque hay cosas que nos parecen inauditas y que aquí están prohibidas. Fundamentalmente dos: la primera, que te den 100 euros para arrancar a jugar, eso es un incentivo que lleva a un juego compulsivo y por eso aquí está prohibido. Y la segunda, que salga un ídolo al que la gente sigue animando a apostar. Consideramos que son personas públicas que no pueden estar ahí haciendo ese tipo de campañas publicitarias.

¿De ahí nos vamos al punto extremo y se prohíbe la publicidad como con el tabaco y el alcohol? Pues a lo mejor podría considerarse, pero tampoco entendemos que deba ser así. A lo mejor hay que mirar los horarios para que no haya jóvenes viendo esos anuncios. Eso es básico. En este punto, los primeros responsables son los medios de comunicación. Precisamente un periodista, que hacía un reportaje en la radio sobre el alarmismo del juego, hizo autocrítica diciendo que uno de los culpables son los medios de comunicación, que admiten este tipo de anuncios. En este tema estamos todos involucrados: la administración, los medios, los colegios... para decirle a la gente que el juego es peligroso. Esto no significa que el juego sea malo, por ejemplo, la gente juega con normalidad a la lotería nacional.

-J. M.: Sobre el juego estatal, las administraciones de lotería están planificadas también, a 200 metros entre sí, pero en calles de especial interés turístico o con mucho tránsito se pueden poner a 50. ¿Parecería que se está considerando que las Administraciones de Lotería son de interes público?

-E. R.: Sus distancias no las hacen por protección del jugador, las hacen por protección de sus concesionarios. Si tú al concesionario le dices te voy a dar la concesión, pero voy a permitir que esté todo el mundo, no le va a ser rentable hacer una inversión en un local, dar de alta a los empleados en la Seguridad Social, etc.

-J. M.: ¿Consideramos a una administración de lotería un establecimiento de juego?

-E. R.: Sí y no. Porque de lo poquito que he aprendido en estos tres años es que hay dos tipos de juego: el duro y el blando.

-J. M.: ¿Lo considera juego blando?

-E. R.: El juego blando es el que vas a jugar para el sorteo que se celebrará en unos días. Y otra cosa es el juego duro, como los Rascas de la ONCE y los salones de juego, en los que tú entras y juegas en ese momento, y como además estás viendo que al de al lado le acaba de tocar, tú optas por probar una y otra vez. ¿Es lo mismo una casa de loterías que un establecimiento de juego? Pues depende, si la lotera te está vendiendo el boleto para el 20 de diciembre es una cosa y si te vende Rascas, otra. Por eso nosotros, el tema de los premios inmediatos lo hemos querido tratar de una forma distinta. En el proyecto de arranque de nuestra Ley de juego, cuando nos referíamos a las competencias, de lo que considerábamos que debíamos autorizar o no en tema de ONCE y de SELAE, hablábamos de la limitación o incluso de la prohibición cuando hubiera premio inmediato. Al final optamos por la limitación y decidimos que autorizaremos nosotros la ubicación de terminales de juego fuera de los propios establecimientos de la red comercial.




-J. M.: ¿Cómo van a regularlo?


-E. R.: Dependerá de nuestra autorización. Es decir, un caso que nos preocupa: la ONCE y su campaña expansiva de productos (Rascas). Nosotros no estamos dispuestos a que ese Rasca esté en la cola de Mercadona, porque ahora mismo, según su pretensión, lo quieren ubicar en cualquier lugar público fuera de sus locales. Esto nos parece preocupante y entendemos que es competencia nuestra limitarlo, es decir someterlo a nuestra autorización. Así, si cumple nuestros parámetros de juego responsable se autorizará. Le anticipo que será muy difícil que nosotros autoricemos, porque no lo consideraremos un juego responsable.

-J. M.: Hace unos días, encontré en un supermercado, al lado de la caja, este folleto de la ONCE sobre Juego Responsable… ¿Cree que están preparando el terreno?

-E. R.:
Aquí estamos tocando un tema que me preocupa mucho, porque en este caso el Estado nos está anticipando que nos va a recurrir la ley, porque entiende que es una invasión de competencia. Nosotros todo esto lo hemos reflexionado y estamos muy concienciados. Entendemos que cuando una persona está jugando en Valencia en el supermercado, la responsabilidad es nuestra y no de un señor de Madrid, porque somos los ordenadores del juego y es a nosotros a los que el familiar de esa persona va a venir a quejarse de que se gasta el dinero. En ese caso… '¿Qué respondemos? ¿Que como es juego reservado no podemos hacer nada?'. Es lo mismo que nos ocurre con el juego online, yo no puedo entrar a regularlo.

La gente y los menores están jugando en el juego online. En un salón de juego, en el juego presencial, no pueden entrar menores, sancionamos si lo hacen y ahora vamos a dar un paso más: los salones van a tener un control de acceso. Pero si hay chavales de 14 años, como decía un miembro de una asociación de ludopatía en un reportaje, enganchados al juego… ¿quién les ha dado permiso a entrar? Porque en el juego online hay que inscribirse con un DNI, pagar con tarjeta de crédito... ¿Quién está permitiendo que los menores jueguen? Pues unos padres inconscientes, que piensan que, a fin de cuentas, quién no ha jugado alguna vez a una porra. No pongo en duda que lo que decía el representante de la asociación fuera verdad y que tuviera un caso, pero será tan raro. Lo que no se puede hacer es sacarlo en un reportaje de la radio afirmando que los chavales de 14 años están enganchados al juego. Sí es cierto que hay muchos jóvenes, pero son mayores de 18 años y no podemos prohibirles el juego. En este caso lo único que podemos hacer es advertir que el juego puede ser adictivo.




-J. M.: ¿Y subir la edad a 21?


-E. R.: No se puede. ¿Cómo vas a limitar? A los 18 puedes beber, fumar, conducir... Lo que creo es que el juego debe ser responsable y ¿qué es juego responsable? Aquel que se establece bajo unos criterios de raciocinio y con toda la información necesaria. El juego no es malo de por sí.

-J. M.: El otro día escuché que se argumentaba que España es un país de bares y nadie habla de índices de alcoholismo altísimos. El Salón tiene que empezar a trabajar en su imagen...

-E. R.: Sobre este tema quiero comentar que me parece paradójico y absurdo que el salón de juego esté tapado, que no se pueda ver nada dentro, algo que en cierto modo atrae al chaval de 18 años; y sin embargo los bares nadie los regula, están acristalados, desde fuera se puede observar a la gente jugando a las máquinas y entran menores con sus padres.

Las asociaciones de ayuda a la ludopatía proponen soluciones como que la gente se tenga que registrar para utilizar la máquina.

-J. M.: ¿Cuál es su opinión al respecto?

-E. R.: Que es difícil, porque creo que eso es un tema de un juego puntual. Si hablamos de la típica jugada de echar los céntimos que han sobrado del café y hay que registrarse, lo que también estás haciendo es acotando excesivamente el ámbito de ese juego espontáneo o mínimo.

-J. M.: ¿Cómo considera el de máquina de bar, juego duro o blando?

-E. R.: El de máquina de bar puede ser duro, de hecho es duro para muchas personas. Aunque hay que destacar que la ludopatía siempre se ha mantenido unos parámetros muy bajos. Lo que sucede es que se dice, por ejemplo, que hay mucha ludopatía en apuesta, algo lógico porque están subiendo la apuestas, es decir una cosa va enganchada a la otra. Igual que estará disminuyendo en bingos, porque los bingos están bajando.


Parte del equipo de la Subdirección de Juego

FIN DE LA PRIMERA PARTE DE LA ENTREVISTA
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