En el Reino Unido, cuando los editoriales de medios tan opuestos como The Guardian y Daily Mail, dicen lo mismo, significa tal que astros alineados, un eclipse tendrá lugar muy pronto. Y eso es lo que va a ocurrir en la industria del juego.
Un reciente y extenso informe parlamentario, realizado por todos los partidos británicos, sobre los problemas del juego, titulado
“Report from the Gambling Related Harm All Party Parliamentary Group Online Gambling Harm Inquiry”, ha conseguido un raro consenso social en torno a los perjuicios de la actividad del juego. En las conclusiones del informe, se recomienda no solo la prohibición de la publicidad y de todo tipo de promociones, sino el fin de la gestión de VIPs, e incluso la prohibición de productos como las apuestas en vivo, o la intervención en cómo deben ser diseñados los productos de azar en relación a la velocidad,
Hace unos pocos días,
las declaraciones del CEO de GVC, Kenneth Alexander, sorprendieron a propios y extraños. De manera honesta, reconocía la siempre buena disposición del sector a mejorar en todo lo que suponga un incremento del juego responsable, pero denunciaba la existencia de un lobby internacional dedicado a imponer unas prohibiciones, que no regulaciones, poco relacionadas con la salud de los jugadores, y más con la intención de contentar sectores de la población, que están en contra del juego, debido exclusivamente a creencias, y no a evidencias factuales.
De hecho, en el más reciente informe de la Gambling Commission
“Covid-19 and its impact on gambling – what we know so far [Updated July 2020]”, se reconoce que el 73% de los jugadores activos, no incrementaron ni en tiempo, ni en dinero, su actividad de juego. En realidad, la reducción de la actividad de juego durante el confinamiento de la pandemia, ha sido hasta de un 70%.
Julian Buhagiar de RB Capital, también ha salido a la palestra del debate afirmando, que de prosperar las recomendaciones del informe parlamentario, significará una reducción drástica de ingresos y beneficios, despidos masivos, y el crecimiento desbocado del juego ilegal.
Estas prohibiciones parciales, como fin de la publicidad online, patrocinios, promociones, gestión de VIPs, según Alexander, solo contribuirán al aumento del juego ilegal, que actualmente es extremadamente reducido en el Reino Unido. Y como todos sabemos, el juego ilegal es altamente irresponsable y descapitaliza al Estado, porque no paga impuestos.
El juego ilegal se da masivamente, incluso en los países más insospechados como, por ejemplo, la república islámica de Irán, donde
a pesar de estar prohibido toda forma de juego, se apuestan unos 100 millones de dólares al año. Aunque el gobierno realiza enormes esfuerzos por combatir el juego ilegal, -recientemente ha clausurado 61 sitios-, el juego sigue en aumento por nuevos canales muy difíciles de combatir. Irán es uno de los países del mundo con más usuarios de Telegram, precisamente cuenta con 50 millones.
Telegram, aunque tiene solo 400 millones de usuarios, no tiene nada que ver con un servicio líder como Whatsapp, que cuenta ya con 2000 millones. Telegram es propiedad de una empresa rusa, las transacciones son seguras y no están interceptadas masivamente por los servicios secretos occidentales. Telegram, a diferencia de Whatsapp, permite realizar aplicaciones de todo tipo a cualquier desarrollador.
Hay decenas de sistemas de pago, incluso con soporte de criptomonedas. Hay redes de publicidad a nivel mundial, y por supuesto, existen todo tipo de aplicaciones de juego, más o menos privadas. Los canales para jugar en Telegram hacen parte de las comunicaciones privadas entre personas, lo que hace difícil detectarlas y detenerlas. Hay aplicaciones y canales de juego hechos para una única persona. Y no están en ningún escaparate.
Existen otros tipos de juego ilegal. Hay partidas de poker por dinero para jugadores semi profesionales, que se juegan en aplicaciones móviles, que se consiguen por invitación, donde aparentemente se juega sin dinero, y los pagos se mueven en otras aplicaciones completamente independientes. También existen muchos juegos aparentemente por diversión, sin dinero, cuyos depósitos y retiradas los hacen unos agentes -una especie de prestamistas-, que están en la calle, en cualquier sitio, en cualquier ambiente. Algunos de ellos, utilizan servicios de pago con mensajería urgente, como si se tratara de pizzeros en moto, para los mejores jugadores.
Es realmente complejo, tanto desde el punto de vista legal como técnico, detener tales actividades, por muchas páginas web que se cierren. La única manera de convencer a un jugador, que juegue en un sitio legal, es que sea atractivo, que sea de fiar, y que sea conocido. Actividades, imposibles sin promociones, sin publicidad y sin la garantía de un Estado.
Pero la gravedad del problema del juego ilegal es además, que no solo los propietarios son poco de fiar, por no decir, que son el hampa misma, sino que genera otros tipos de crímenes, tales como el lavado de dinero.
Limitar el juego legal, es la mejor manera de invertir en delincuencia.
La única posibilidad para el sector de juego británico, punta de lanza de la industria global, para intentar sobrevivir ante el inminente tsunami de prohibiciones, s
on las fusiones entre grupos grandes, y las adquisiciones de operadores pequeños, que tengan alguna ventaja competitiva. El resto, tanto operadores pequeños como presenciales, lo pasarán muy mal. Alexander también señala muy acertadamente, que será importante comunicar a la opinión pública los logros conseguidos en juego responsable. En el Reino Unido se está intentando convertir el juego, en un problema de salud pública, equivalente a las drogas legales. Las personas afectadas por problemas con el juego son el 2,7% (1,4 Millones), lo que comparado con los estragos del alcohol (1,1 millones hospitalizados y 24.000 fallecimientos al año) o del tabaco (78.000 fallecimientos anuales), aún le conceden una distancia cualitativa importante.
Tiempos revueltos se avecinan para el Brexit. En fin, no sabemos cuál es ese lobby internacional que mencionaba Alexander. Al final algunos conspiranóicos pensarán, que es culpa de Soros y Gates. Como todo. El tiempo lo dirá.